Los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore despegaron el pasado 5 de junio de la base de Cabo Cañaveral en viaje para una semana. Ahora ya tienen un récord. Su semana se ha prolongado 286 días.
Han estado varados más de nueve meses en la Estación Espacial Internacional (EEI) después de las deficiencias detectadas en la Starliner, la nave experimental diseñada por Boeing que vino de vacío en septiembre por prevención ante el temor de que el periplo acabara en desgracia. Los tripulantes tuvieron que esperar hasta este martes, cuando hicieron las 17 horas de viaje de vuelta en la Dragon, cápsula de Space X, la empresa de Elon Musk. El nombre de esta cápsula era Freedom, una libertad más que alegórica en este caso.
El momento cumbre se produjo menos de unas horas antes de su amerizaje, en el entorno de la costa de Tallahassee (Florida), en el Golfo de México, momento en que la nave reentró en la atmósfera, que sucedió sin contratiempos. Como estaba previsto, los tripulantes estuvieron un periodo de apagón de diez minutos, en los que no hubo comunicación y se perdió el contacto.
«Freedom está con vosotros”, dijo Nick Hague, otro de los astronautas que junto al cosmonauta ruso Aleksandr Gorbunov acompañaron a Williams y Wilmore, al recuperar de nuevo el contacto con la base. Poco después se desplegaron los cuatro paracaídas que condujeron a la cápsula hasta el agua de forma suave. En la espera, los cuatro astronautas estaban sentados en fila en la nave, como si estuvieran en una atracción.
A las 17.57 horas de la tarde en la costa este de EE.UU. (22.57 horas en España), la nave amerizó. Hubo un sonoro aplauso en la sala de mando. “Bienvenidos a casa”, se congratularon por megafonía. Todo transcurrió con total normalidad.
Todavía faltaba un rato para poder ver las caras a los protagonistas. El cono metálico, con las marcas de óxido impresas por el calor, flotaba en una tarde soleada y brillante con ese efecto mágico que aportaron los delfines nadando a su alrededor, en plan comité de recepción.
Llevó media hora hasta que la cápsula fue trasladada con la ayuda de un remolcador hasta el barco de rescate, donde fue elevada por una grúa hasta depositarla en ese buque. Todavía quedaban los trámites de eliminar los gases tóxicos antes de que se produjera la apertura de la escotilla. La apertura les permitió respirar aire fresco tras un largo periodo de tiempo.
El primero en emerger fue Hague, comandante de la misión, al que le siguió Gorbunov. Los dos han estado seis meses en el espacio, tal como estaba previsto. Casi una hora después del amerizaje salió Williams, directamente colocada en la silla de traslado como los otros. Sonrió y saludó. De inmediato apareció Wilmore, que se puso en pie y se sentó rápido. También se veía feliz por estar de vuelta.
A todos en general, pero todavía más en el caso particular de este par de astronautas, el cuerpo requiere de un tiempo para ajustarse tras una larga estancia en el espacio. Después de aclimatarse a flotar, la anatomía de una persona se confunde con el regreso de la gravedad, lo que puede provocar mareos y náuseas. Algunos astronautas son sometidos a una revisión médica de inmediato tras aterrizar. En este caso entró un médico, pero no pareció que Williams y Wilmore pasaran un mal rato.
Una vez realizado ese primer control sobre el terreno, los astronautas fueron trasladados a tierra en helicóptero desde el barco de rescate. “Todos parecían normales durante la fase de aterrizaje y recuperación, donde los cuerpos están tratando de readaptarse”, afirmó en rueda de prensa Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la NASA.
Stich elogió la resiliencia de Williams y Wilmore, y de sus familias, así como su transición perfecta para vivir y trabajar nueve meses en la estación espacial.
De ahí viajaron al centro Johnson en Houston (Texas) para completar las pruebas médicas y ser sometidos a observación. Ahí es donde se reunirán con sus familias, “posiblemente este miércoles”, según Stich. La NASA explicó que es habitual que pasen unos días en esos cuarteles hasta que los médicos les den el visto bueno para ir a su casa. Será entonces cuando se cerrará el círculo para Williams y Wilmore.
Los dos astronautas más famosos han celebrado sus cumpleaños en la galaxia. Williams, de 59 y de Massachusetts, es capitán retirada de la Navy y piloto de helicópteros. Esta ha sido su tercera misión, con la que suma 608 días en el espacio y nueve paseos espaciales en total (hizo dos ahora), en los que suma 52 horas, más que ninguna otra mujer astronauta.
Wilmore, de 62 y natural de Tennessee, también es piloto retirado de la fuerza naval y piloto de combate. Para él también es la tercera misión, aunque ha sumado menos días que su compañera, 464 jornadas, y cinco paseos, uno en esta estancia.
Fueron los elegidos para abordar la Starliner, desarrollada como parte de un contrato de 4.200 millones de dólares de la NASA con Boeing. La previsión es que, a más tardar, estuvieran de nuevo en tierra en ocho días, como mucho, después de experimentar los sistemas de esa nave.
Pero la Starliner tuvo relevantes problemas mecánicos e informáticos desde que empezaron los vuelos de prueba en el 2019. Incluso detectaron incidencias la semana previa al lanzamiento. Williams y Wilmore dieron el paso adelante y despegaron a primeros de junio del 2024. En su ruta hacia la Estación Espacial encontraron diversas complicaciones. Los propulsores fallaron en un pasaje crítico y hubo fugas de helio en el sistema de la nave.
La NASA decidió en agosto que la Starliner regresaría de vacío
La agencia espacial y la empresa aeroespacial retrasaron el retorno para tratar de entender y solventar esas contrariedades. A pesar de la oposición de Boeing, la NASA decidió en agosto que la Starliner regresaría de vacío. Consideraron que había demasiado riesgo.
Williams y Wilmore aceptaron con deportividad su destino en el espacio con una espera prevista de siete meses más para regresar con una nave SpaceX, que empezó a llevar astronautas al espacio en el 2020. La Starliner volvió en septiembre sin incidencia alguna.