El bolívar fue una de las monedas más sólidas del mundo y símbolo de la prosperidad venezolana, considerado así por analistas e investigadores como un símbolo de aquello que hizo a Venezuela un país referencia en el siglo XX, de ascenso social, de las grandes obras de infraestructura que atraía a inmigrantes de todos lados.
Esa Venezuela se desvaneció como un espejismo con el Viernes Negro”, según lo han considerado miembro de la Academia de la Historia y especialistas en economía, cuando se recuerda el país que vivía un boom de consumo que hizo famosa aquella frase de “ta’ barato, dame dos”, con los consumidores que se habían acostumbrado a viajar a Miami (Estados Unidos), para vacacionar e ir de compras y se les escuchaba decir al momento de comprar.
El 18 de febrero de 1983, las medidas económicas del presidente Luis Herrera Campins –control de cambio y restricción a la salida de divisas– tuvieron su resultado: el bolívar se devaluó abruptamente frente al dólar estadounidense.
Desde 1960 Venezuela empieza a experimentar un deterioro en su política económica, lo que resulta años más tarde en un incremento de la pobreza, marginalidad, hechos delictivos y crisis.
Al Viernes Negro en Venezuela le anteceden hechos tales como la salida de Venezuela del patrón oro, la irracional manera en que se realizó la nacionalización del petróleo, así como el comienzo de una etapa de descalabro entre el gasto público y los ingresos del Estado.
Esta situación empeora y se hace patente con la caída de los precios del petróleo que llevó a las exportaciones petroleras de 19 300 millones de dólares en 1981 a casi 13 500 millones en 1983 (una caída del 30 %) y el inicio de la crisis de la deuda en América Latina. Estos hechos produjeron una fuga de capitales de casi 8000 millones de dólares y por ende el correspondiente descenso de las reservas internacionales, factores que hacían inminente una devaluación.
Posterior a esta fecha la moneda venezolana no ha logrado recuperarse manteniendo un deterioro que se acelera de forma desmesurada desde el año 2003.
No ha sido la última devaluación del bolívar, pero acabó con la confianza de los venezolanos en su moneda. Mostró que el crecimiento registrado en los años anteriores se sustentaba en el gasto público, que promovía una economía de puertos, basada en la importación de bienes.
La devaluación del bolívar en 1983 inauguró en Venezuela una era de prolongada crisis económica. La inflación de este año no resultó tan alta como se esperaba, 7 % contra 10 % en 1982. Esto fue el resultado de la disminución de inventarios acumulados por las empresas en los años anteriores y del control de precios.
Información de: NAD