Este lunes, la tranquilidad de la región de Kyushu, la tercera isla más grande de Japón, fue interrumpida por un potente terremoto que alcanzó una magnitud de 6,7, según informó el Centro Sismológico Europeo Mediterráneo. Los sismos son fenómenos naturales que a menudo generan gran preocupación, y este no fue la excepción.
El terremoto tuvo lugar en la mañana del lunes, con un epicentro localizado a una profundidad de 37 kilómetros. Sin embargo, el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS) reportó que la magnitud del sismo podría haber aumentado a 6,8, con una profundidad de 48,9 kilómetros. Este tipo de terremotos, aunque comunes en Japón, pueden generar daños significativos dependiendo de su profundidad y de la cercanía al área poblada. La ubicación exacta del epicentro es crucial para entender el alcance de los efectos que puede tener en la infraestructura y la vida diaria de los ciudadanos.
La isla de Kyushu es conocida por su belleza natural y su rica cultura, pero también es vulnerable a los terremotos debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Tras el sismo, los informes iniciales indican que hubo alertas sobre posibles daños en edificios y carreteras, así como interrupciones en servicios básicos como electricidad y agua. Los residentes de la zona experimentaron momentos de pánico, muchos apresurándose a evacuar sus hogares o buscar refugio en áreas seguras.
Las autoridades japonesas rápidamente activaron sus protocolos de emergencia. Equipos de rescate y protección civil se desplegaron para evaluar la situación y ayudar a la población afectada. Las autoridades locales exhortaron a los ciudadanos a permanecer en calma y seguir las instrucciones de seguridad. Japón cuenta con un avanzado sistema de monitoreo sísmico, lo que ha permitido que se emitan alertas tempranas antes de que los temblores más intensos se sientan, ayudando a mitigar el impacto del desastre.
Carla Martínez / Con información de RT
