Subiabre y Ruberto adelantaron a una Albiceleste que fue superior, pero terminó pasándolo mal después del gol de Rossel para Chile.
Argentina sufrió más de lo necesario para liquidar el duelo con Chile en la primera jornada del hexagonal final del Sudamericano Sub 20. Fue un ejercicio de paciencia y, por momentos, de buen fútbol en el que la Albiceleste exhibió su inmenso potencial, pero también su capacidad para complicarse la vida en el tramo final del encuentro, después del gol de Chile. Le surgieron ahí las dudas, que recortaron la distancia que separaba a las dos selecciones.
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Y es que Argentina tiene una colección extraordinaria de futbolistas. Jugadores de enorme talento, que se juntan para producir un fútbol de altísimo nivel. De entre todos ellos sobresalen Ian Subiabre y Claudio Echeverri, dos joyas capaces de llevar a su selección hasta donde se propongan. Su talento no tiene más límite que su ambición.
Junto a Ruberto, un delantero centro incansable y de gatillo fácil, y Maher Carrizo, situado en la banda derecha, forman un cuarteto demoledor, que pasó por encima de una selección de Chile que se mantuvo en pie poco más de media hora. Primero apareció Subiabre para convertir el primer gol con un precioso zurdazo. Cerca del cierre del primer tiempo Ruberto marcó el segundo que parecía liquidar definitivamente un encuentro que había comenzado con susto para la Albiceleste. Solo se habían consumido ocho segundos de partido cuando el arquero argentino, Martinet, tuvo que emplearse a fondo para desviar con el pie el disparo de Vásquez.
Ese fogonazo fue lo único que mostró en la primera parte Chile, que se fue apagando al tiempo que comenzó a mandar Argentina, que, sostenida en el centro del campo por Acuña y Milton Delgado, amasó la pelota hasta que encontró el momento de hacer daño al rival.
Argentina continuó administrando su ventaja en el segundo acto hasta que, recién superada la hora de partido, un error en defensa acabó en gol de Rossel. Un accidente que no reflejaba la diferencia existente entre las dos selecciones, pero que sirvió para espabilar a Chile y aturdir a la Albiceleste.
El técnico argentino, Diego Placente, comenzó a mirar más a la defensa que al ataque. Quiso protegerse más que arriesgar. Rescató del banquillo a Franco Mastantuono, otra joya de valor incalculable, pero con otros dos movimientos de piezas sacó del campo a Subiabre y Echeverri. Desconcertada, Argentina dejó de encontrar el camino hacia el arco rival, una ruta que había recorrido con facilidad hasta entonces. Alimentada por las dudas del rival, Chile comenzó a creer en el empate, pero su juego no le terminó de alcanzar para equilibrar el resultado.
Hender «Vivo» González
Con información de Diario AS