Las fuertes lluvias que azotan al estado brasileño de Rio Grande do Sul han convertido el centro histórico de su capital, Porto Alegre, en un gran lago marrón tras la crecida del río Guaíba por encima de los 5 metros, un máximo histórico en el país sudamericano.
Este domingo los pobladores de esta urbe de 1.4 millones de habitantes lamentaron la «situación de guerra» que atraviesan y el impacto económico «incalculable» que deja tras su paso la inundación sin precedentes, reseñan medios brasileños.
Una de las postales de las consecuencias de las lluvias torrenciales es el Mercado Público de Porto Alegre, el más antiguo de Brasil y uno de los símbolos de la ciudad. El histórico edificio, que data del siglo XIX, está cerrado desde el pasado viernes. En su interior el agua alcanza alrededor de un metro de profundidad.
Dentro de este contexto, la desesperación es evidente en sus comerciantes. «Nunca ocurrió algo así. Los comerciantes tienen grandes daños, pero estamos aquí luchando», manifestó Ronaldo Pinto Gomes, gerente del mercado, que alberga un centenar de puestos y una treintena de restaurantes, agregando que aún no sabía cuándo iba a terminar la inundación.
En las proximidades, el también comerciante Eduardo Durval, administrador de una galería de tiendas, aseveró que la rápida subida del río los agarró «por sorpresa» y tuvieron que evacuar el lugar rápidamente.
Asimismo, el empresario calcula que van a tardar 15 días en poder volver a trabajar con normalidad. «Aunque el nivel del río baje, los edificios van a necesitar más tiempo porque los ascensores y las bombas de agua no funcionan», afirmó.
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Ciudad colapsada
En este sentido, cuatro de las seis estaciones de tratamiento de agua de la urbe no estaban funcionando y las dos restantes tenían capacidad reducida, por lo que el Ayuntamiento solicitó a los habitantes limitar el consumo de agua potable.
Adicionalmente, decenas de calles están cortadas, el estadio de fútbol del popular Gremio se ha convertido en un lodazal y el aeropuerto internacional de la ciudad, uno de los más grandes del país, seguía cerrado desde la noche del viernes.
El mandatario, al tanto de la situación
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó a la región para apuntalar las labores de ayuda a la población y garantizó que el Gobierno federal pondrá todos los esfuerzos necesarios para la reconstrucción del estado, fronterizo con Argentina y Uruguay.
Entre tanto, las autoridades informaron que el número de muertos supera los 70, mientras que la cifra de desaparecidos es ya de más de 100. Al mismo tiempo, se reportó de unos 70.000 desplazados. En total, en 300 de los 496 municipios del estado se han registrado problemas derivados de las intensas lluvias.
Gilberto Goitía / Con información del Universal