Santa Rosa: Fe, tradición y un pueblo que late al ritmo de La Divina Pastora

Santa Rosa, un pintoresco pueblo al sureste de Barquisimeto, es mucho más que un simple destino turístico. Sus raíces se hunden en la historia, naciendo como un asentamiento indígena en 1671. Hoy, es un ferviente bastión de fe, donde cada 14 de enero miles de devotos peregrinan para venerar a la Divina Pastora.

Con sus casas de tejas, calles empedradas y una plaza central que invita al descanso, Santa Rosa conserva un encanto colonial que enamora a propios y visitantes. La iglesia de Santa Rosa de Lima, hogar de la Divina Pastora, es el corazón espiritual del pueblo. Su arquitectura sencilla y acogedora contrasta con la fervorosa devoción que allí se respira.

La Divina Pastora: Un lazo que une a un pueblo

La llegada de la imagen de la Divina Pastora a Santa Rosa, entre 1715 y 1724, marcó un antes y un después en la historia del pueblo. Milagros atribuidos a la Virgen y su protección durante diversas calamidades han solidificado la fe de los santarroseños. Cada 14 de enero, la procesión de la Divina Pastora se convierte en un emotivo encuentro entre la Pastorcita y sus fieles, quienes recorren 7,5 kilómetros hasta Barquisimeto para demostrarle su devoción.

Hablan sus pobladores

Oberto Montenegro, un devoto de toda la vida, relata cómo la Divina Pastora ha marcado su existencia. Desde monaguillo hasta encargado de la procesión, Montenegro ha sido testigo de la profunda conexión entre el pueblo y su patrona. Recuerda con nostalgia las procesiones de antaño, más sencillas pero cargadas de un fervor inigualable.

Describe sentir una emoción muy grande al hablar de “La Pastora de Almas”, y es que desde los 14 años tuvo el privilegio de estar a su servicio, hoy, con 72 años relata sus más vivos recuerdos.

Cerca de su tercer lustro de vida, inició a servirle a “La pastorcita”, pasando por Monaguillo, Sacristán, y  llegando a ser nombrado por Monseñor Críspulo Benítez Fonturvel, como el encargado de la procesión de La Divina Pastora, el cual cumplió por al menos 20 años.

Montenegro, quien aún pertenece a la Sociedad de La Divina Pastora, rememora que nunca ha visto “un 13 y 14 de enero solo”, sin embargo, la celebración Mariana es muy diferente a la de hace 4 décadas atrás.

“El pueblo quedaba conmocionado cuando se nos iba La Divina Pastora, la gente lloraba y aún sigue llorando, entre esos yo”, relata ese sentimiento particular de los santarroseños. “Acá no se escuchaba música ni repiques de campanas, no se lanzaban cohetes, era un sentir de tristeza el que ella se marchara”.

Hoy en día, se mantiene esa emoción melancólica entre sus pobladores cuando su Excelsa Patrona se va de casa, pero con una percepción diferente, “sabemos que ella va a Barquisimeto a derramar bendiciones sobre un pueblo que la ama enormemente”. Expresa con vigor el santarroseño.

Más allá de la fe: tradiciones y costumbres

Además de su rica historia religiosa, Santa Rosa cuenta con una vibrante cultura popular. Las fiestas patronales en honor a la Natividad de la Virgen María, celebradas cada 8 de septiembre, son una muestra de ello. Música, comida típica, juegos tradicionales y la tradicional procesión local llenan de alegría las calles del pueblo.  “Recordemos que el 14 de enero lo celebramos por aquella vez que llegó el cólera y ‘La Pastora’ salió en procesión”.

La fe y devoción por “La Pastora de Almas”, crece y se ha mantenido por generaciones; hoy en día, en torno a la plaza y el Santuario, los pobladores de Santa Rosa han desarrollado su vida y su economía.

Hoy en día, Santa Rosa sigue siendo un destino turístico atractivo, gracias a su encanto colonial, su rica historia y la profunda devoción de sus habitantes. La fe en la Divina Pastora continúa siendo un pilar fundamental de la identidad santarroseña, y su procesión anual es un evento que trasciende fronteras y une a millones de personas.

Oriana Lorenzo / Noticias Barquisimeto