Es el jefe de la banda de Los Choneros, considerada una de las facciones criminales más peligrosas de Ecuador, y no es la primera vez que se fuga.
Adolfo Macías, alias “Fito”, ya no duerme en su celda de la cárcel del Litoral de Guayaquil en la que estaba pagando una condena de 34 años desde el 2011 por delincuencia organizada, narcotráfico y asesinato.
Según la prensa local, justo antes de que el ejército fuera a buscarlo para trasladarlo a una prisión de máxima seguridad, el reo de 44 años se desvaneció. Más de 3.000 uniformados lo buscaron sin éxito en los tejados y hasta en las alcantarillas del penal.
Las autoridades tardaron en reconocer la fuga y en un principio se barajó la posibilidad de que “Fito” se hubiera escondido dentro de la misma prisión, de la que Los Choneros tiene el control.
En un comunicado el SNAI, la institución del Gobierno responsable de lo que ocurre en las cárceles anunció que puso una denuncia por la «presunta evasión» de Macías, y la fiscalía ya formuló cargos contra dos guardias penitenciarios a los que vinculó con la fuga.
Este lunes, el recién posesionado presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró el estado de excepción de 60 días en el país debido a la fuga de «Fito» y a los posteriores disturbios en varias cárceles.
Se considera que Los Choneros, cuyo germen se encuentra en la provincia costera de Manabí, donde se está el pueblo de Chone, tienen fuertes vínculos con el Cartel de Sinaloa.
Además de mantener sangrientos enfrentamientos con otras bandas de narcotraficantes, Los Choneros, están acusados de sicariato, trasiego de narcóticos, robo y extorsión.
Un espacio cotizado por los criminales
“Ecuador tiene un rol central, hace un tiempo ya, en el transporte de cocaína tanto hacia Estados Unidos como hacia Europa. Además comparte frontera con Colombia justo en la la zona en la que se produce la hoja de coca”, le dijo a BBC Mundo, Carolina Sampó, doctora e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina
“Si a eso se le suman la debilidad del Estado y la falta de recursos de las instituciones estatales, eso hace que Ecuador lamentablemente se haya vuelto un espacio no sólo de tránsito, sino también desde el que operar”, añade.
“Esto hace que Ecuador sea un espacio cotizado por las organizaciones criminales”.
Como consecuencia, desde hace unos años Ecuador sufre una ola de violencia exacerbada por las luchas territoriales de los carteles narcotraficantes de Colombia y México.
Fito se convirtió en el líder de la banda después de que el año pasado las autoridades de Ecuador confirmaran la muerte en Colombia del anterior cabecilla, Júnior Roldán, pocos días después de haber recuperado su libertad.
Roldán compartía el liderazgo de la cárcel Regional con ‘Fito’.
No es la primera fuga
Esta no sería la primera vez que Adolfo Macías escapa de prisión.
Solo llevaba 2 años entre rejas cuando en 2013 logró evadir, junto con otros presos de alta peligrosidad, los controles de la cárcel de máxima seguridad conocida como La Roca, en Guayaquil.
Lo hizo navegando en un bote por el río Daule, que corre paralelo a la prisión.
Pasaron tres meses antes de que las autoridades consiguieron capturarlo y llevarlo de nuevo a la institución penitenciaria.
Según el medio local ‘Primicias’, en la cárcel de Guayaquil, el criminal no sólo obtuvo un título de abogado sino que durante una década controló sus operaciones de narcotráfico, extendió prácticas extorsivas y ordenó asesinatos.
El periódico asegura que en mayo de 2023, el capo contaba con más de US$23 millones entre testaferros, empresas fantasma y otras actividades.
Y es que al parecer, bajo el liderazgo de Macías, la banda mantiene un esquema de extorsión al resto de presos.
Los cálculos de la Dirección de Investigación Antinarcóticos, citados por Primicias, estiman que las actividades delictivas dentro del penal generarían hasta US$70.000 a la semana por pabellón.
Piscinas, fiestas y extorsión
Uno de los presos que coincidió con él en la Regional, afirma que el criminal creaba piscinas en espacios de los pabellones destinados para caminar o estirar las piernas, organizaba fiestas, filmaba videos, ofrecía ruedas de prensa o introducía armas con drones.
“Los guías no tienen más opción que volverse cómplices, los amenazan y a sus familias. A los presos, Los Choneros nos cobran entre US$10 y US$20 semanales por la estadía, sin contar con lo que te obligan a comprar”, le contó el hombre, bajo anonimato, a la publicación.
La última vez que se le vio a “Fito” fue en septiembre pasado, cuando fue temporalmente trasladado a otro reclusorio de máxima seguridad de Guayaquil luego del asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
Entonces, apareció en fotografías obeso, con pelo largo y barba prominente. Miles de uniformados lo vigilaban, en una de las operaciones militares y policiales más grandes que realizó allí el expresidente Guillermo Lasso.
Motines en otras 6 cárceles
Al mismo tiempo que Fito se fugaba, se reportaron graves motines en al menos seis cárceles de Ecuador, con informes de que varios guardias fueron tomados como rehenes por los prisioneros, lo que llevó al gobierno del presidente Daniel Noboa a decretar un estado de excepción por 60 días.
Esto supone que la policía podrá contar con el apoyo de las fuerzas militares en sus labores para mantener el orden y la seguridad, incluyendo en los centros penitenciarios.
Además, se impuso un toque de queda para todas las ciudades que rige entre 11 de la noche y 5 de la madrugada.
El plan de seguridad de Noboa incluye una nueva unidad de inteligencia, armas tácticas para las fuerzas del orden y seguridad y un plan para recluir a los presos peligrosos de manera temporal en barcos prisiones.
Desde 2021, se han reportado más de 400 muertes en las prisiones de Ecuador por los enfrentamientos entre bandas rivales.
A falta de completar un reconteo de reos, se cree que ‘Fito’ habría escapado solo esta vez.
Con información de BBC