Papa Francisco pide dejar de justificar las guerras

«Estaba el acuerdo de Oslo, clarísimo, con la solución de dos Estados. Hasta que se aplique ese acuerdo, la verdadera paz seguirá siendo lejana». Es el juicio sobre lo que sucede en Tierra Santa, tras los ataques de Hamás y la guerra que está destruyendo las ciudades de la Franja de Gaza, el que el Papa Francisco confía a Domenico Agasso, corresponsal vaticano del periódico italiano La Stampa, en la entrevista publicada este 29 de enero, y disponible en los quioscos. Francisco, hablando de los numerosos conflictos en curso, invita a rezar por la paz, señala el diálogo como único camino y pide «detener inmediatamente las bombas y los misiles, y poner fin a las actitudes hostiles». En todos los lugares, un «alto el fuego global» porque «estamos al borde del abismo».

Esperanzas para Tierra Santa y Ucrania

El Papa explica su oposición a definir una guerra «justa», prefiriendo decir que es legítimo defenderse, pero evitando «justificar las guerras, que siempre son malas». Afirma que teme una escalada militar pero que cultiva cierta esperanza «porque se están celebrando reuniones confidenciales para intentar llegar a un acuerdo. Una tregua ya sería un buen resultado». El Papa Francisco define al cardenal Pizzaballa como «una figura crucial», que «se mueve bien» e intenta mediar, recuerda hacer videollamadas todos los días a la parroquia de Gaza y afirma también que «la liberación de los rehenes israelíes» es una prioridad. En cuanto a Ucrania, en la entrevista el Sucesor de Pedro recuerda el encargo del cardenal Zuppi: «La Santa Sede intenta mediar para el intercambio de prisioneros y el regreso de los civiles ucranianos. En particular, estamos trabajando con la Señora Maria Lvova-Belova, la Comisaria rusa para los Derechos del Niño, para la repatriación de los niños ucranianos traídos por la fuerza a Rusia. Algunos ya han regresado con su familia».

Fiducia Supplicans quieren incluir

En la entrevista, el Santo Padre recuerda que «Cristo llama a todos a entrar» y refiriéndose a la Declaración Fiducia Supplicans que permite bendiciones a las parejas irregulares y del mismo sexo, explica: «El Evangelio es santificar a todos. Eso sí, siempre que haya buena voluntad. Y es necesario dar instrucciones precisas sobre la vida cristiana (subrayo que no es la unión la que es bendecida, sino el pueblo). Pero todos somos pecadores: ¿por qué entonces hacer una lista de pecadores que pueden entrar en la Iglesia y una lista de pecadores que no pueden estar en la Iglesia? Éste no es el evangelio. En cuanto a las críticas al documento, el Papa observa que «quienes protestan con vehemencia pertenecen a pequeños grupos ideológicos», mientras define el de los africanos como «un caso aparte» dado que «para ellos la homosexualidad es algo “malo” desde el punto de vista cultural». Desde nuestro punto de vista, no lo toleran». Pero en general, «confío en que poco a poco todos se tranquilicen con el espíritu de la declaración» que «tiene como objetivo incluir, no dividir». Nos invita a acoger y luego a confiar a las personas, y a confiarnos nosotros mismos, a Dios». Francisco admite que a veces se siente solo, «pero siempre avanzo, día tras día» y dice que no teme los cismas: «Siempre ha habido pequeños grupos en la Iglesia que expresaron reflexiones cismáticas… hay que dejarles hacer así y pasa… y mirar hacia adelante».

Inteligencia artificial, oportunidades y peligros

A continuación, el Papa aborda el tema de su reciente mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, dedicada a la inteligencia artificial, que define como «un buen paso adelante que podrá resolver muchos problemas, pero potencialmente, si se gestiona sin ética, también podrá causar mucho mal al hombre.» El objetivo es que «siempre esté en armonía con la dignidad de la persona», de lo contrario «será un suicidio».

Los próximos viajes

El Pontífice dice sentirse bien, a pesar de algunos dolores y molestias, y no piensa en dimitir por el momento. Recuerde los próximos viajes a Bélgica, Timor Oriental, Papua Nueva Guinea e Indonesia en agosto. Define como «entre paréntesis» la hipótesis del viaje a Argentina, diciendo que no se sintió ofendido por las palabras de Milei durante la campaña electoral y confirmando que se reunirá con el nuevo presidente en los próximos días, inmediatamente después de la esperada canonización de la santa argentina «Mamá Antula» para el 11 de febrero. Estoy listo para hablar con él.

La Iglesia del futuro y el Cónclave de hace 11 años

Después de recordar la Jornada Mundial de los Niños, que «son maestros de vida» y deben ser escuchados, el Papa reitera su sueño de «una Iglesia en salida» y recuerda lo ocurrido tras sus palabras pronunciadas en las congregaciones generales que precedieron al Cónclave de 2013: «Después de mi discurso hubo un aplauso sin precedentes en este contexto. Pero no había intuido en absoluto lo que muchos me revelarían después: aquel discurso fue mi «condena» (sonrisas, ndr.). Cuando salía del Aula del Sínodo hubo un cardenal de habla inglesa que me vio y exclamó: “¡Es hermoso lo que dijiste! Elegante. Elegante. ¡Necesitamos un Papa como tú!”. Pero no me di cuenta de la campaña que empezaba a elegirme. Hasta el almuerzo del 13 de marzo, aquí en Casa Santa Marta, pocas horas antes de la votación decisiva. Mientras comíamos me hicieron dos o tres preguntas «sospechosas»… Entonces en mi cabeza empecé a decirme: «Aquí está pasando algo raro…». Pero aun así logré tomar una siesta. Y cuando me eligieron tuve una sorprendente sensación de paz dentro de mí». Finalmente, el Papa Francisco confiesa a La Stampa que se siente «un párroco». De una parroquia muy grande, global, por supuesto, pero me gusta mantener el espíritu de párroco. Y estar entre la gente. Donde siempre encuentro a Dios».

Información de: Nota de Prensa