La imagen del Nazareno de Los Rastrojos se presenta este año con una vestimenta de un profundo color vino, un tono tradicionalmente asociado con la sangre de Cristo, evocando su sacrificio, pasión y redención. Este color imponente centra la atención de los fieles en la figura central de su devoción, infundiendo un sentido de recogimiento y reverencia.
En marcado contraste con la solemnidad del color vino, el mesón sobre el que se alza la imagen se encuentra delicadamente adornado con flores blancas. Estas flores, emblemáticas de pureza, paz, inocencia y resurrección, aportan un toque de serenidad y esperanza al conjunto. Su luminosidad suaviza la intensidad del color de la vestimenta, creando una armonía visual que realza la belleza espiritual de ambos elementos.



El contraste entre el color intenso de la túnica y la pureza inmaculada de las flores blancas genera una poderosa simbiosis visual. Las flores blancas actúan como un marco de luz, destacando aún más la figura central del Nazareno y su significado dentro de la tradición religiosa y cultural de Los Rastrojos.
Esta particular combinación de vestimenta y ornamentación logra transmitir un mensaje profundo de fe, sacrificio y esperanza a los devotos. La intensidad del color vino, representando la pasión de Cristo, se equilibra con la pureza del blanco, símbolo de su resurrección y la promesa de redención. La atmósfera resultante invita a la reflexión y la oración, resaltando la centralidad de la venerada imagen en estas fechas significativas. La elección de estos colores y la disposición de los adornos no solo embellecen la imagen, sino que también profundizan la experiencia espiritual de quienes se acercan a rendirle homenaje al Nazareno de Los Rastrojos.
Nota de prensa