Maximiliano Camino Aramundi, de 32 años, un soldado nacido en Venezuela, pero de nacionalidad española perdió la vida a mediados de febrero cuando se encontraba luchando en la guerra de Ucrania contra el ejército ruso. Ahora, su madre busca desesperada la forma de repatriar el cuerpo.
Sin experiencia militar, Maximiliano decidió alistarse en octubre de 2023 como voluntario en el bando ucraniano. De origen venezolano, residía en Santa Úrsula, en el norte de Tenerife, desde hacía 21 años. Allí sigue viviendo su madre, Jacqueline, que días atrás recibió la noticia de la muerte de su hijo, abatido muy cerca de una trinchera en Andriivka, abandonado ante el avance de las tropas rusas, como ha publicado Diario de Avisos.
«No tengo ni idea de cómo fue allí, no tiene experiencia, no es deportista y no tiene noción del peligro», ha relatado en una entrevista, añadiendo que se desprendió de su móvil por seguridad, pero mantuvo el contacto con su padre, que vive en Estado Unidos.
«Mamá, esta guerra no me gusta. Desde que pueda me voy a Alemania a buscar nuevos horizontes», es lo último que el joven fallecido en la guerra le dijo a su madre.
El gobierno no ha hecho nada
«Mi agonía», cuenta, «es que el Gobierno no ha hecho nada»: «Toda la información que obtuvo el cónsul español ha sido transmitida por mí; ayer ya me llamó y estoy esperando por un correo».
Jacqueline confiesa que está «en pánico»: «Lo único que quiero es traer a Maximiliano y mover todo lo que sea posible». Recuerda que, «todo está en manos del ejército ucraniano, pero España los ha ayudado económicamente y tiene una parte de responsabilidad».
El sábado solicitó ayuda a la Diputación del Común de Canarias, que se puso en contacto con ella este lunes y, un día después, ha admitido a trámite la queja, pero ahora solicita la autorización de Jacqueline para elevarla al Defensor del Pueblo, que es quien debe hacerse cargo del asunto al tratarse de una cuestión de alcance nacional.
Con información de Versión Final