Miércoles Santo: La sombra de la traición marca el fin de la Cuaresma

Hoy, Miércoles Santo, el calendario litúrgico marca un punto de inflexión en la Semana Mayor. Con la conclusión de la Cuaresma, también finaliza la primera etapa de la Semana Santa, dando paso mañana al Triduo Pascual, el corazón de las celebraciones religiosas del año para la Iglesia Católica.

Este día, conocido también como el «Día de la Traición», nos transporta a uno de los episodios más sombríos de la Pasión de Cristo: la conjura de Judas Iscariote, uno de los doce apóstoles, para entregar a Jesús. Las Sagradas Escrituras nos relatan cómo, en la oscuridad de la noche, Judas se reunió con el Sanedrín, el máximo tribunal religioso judío, y acordó entregar a su Maestro a cambio de treinta monedas de plata.

Con este pacto, el plan para arrestar y finalmente condenar a Jesús se puso irrevocablemente en marcha. Es por esta razón que el Miércoles Santo es considerado por muchos como el «primer día de luto de la Iglesia», un preludio del dolor y el sacrificio que se conmemorarán en los días venideros.

La figura de Judas, a quien Jesús mismo había tratado con cercanía y afecto, tal como se refleja en el Evangelio de Mateo («Amigo, ¿a qué vienes?» – Mt 26, 50), nos confronta con la dolorosa realidad de la traición y la fragilidad de la lealtad humana. Este acto no solo marcó el destino de Jesús, sino que también dejó una profunda herida en la comunidad de sus seguidores.

La celebración del Miércoles Santo nos invita a reflexionar sobre las motivaciones de Judas y las consecuencias de sus actos. Nos recuerda la importancia de la fidelidad, la honestidad y la vigilancia espiritual en nuestro propio camino de fe. Al conmemorar este día, nos preparamos con un espíritu contrito para adentrarnos en la profundidad del misterio pascual, meditando sobre el amor incondicional de Jesús que se entregó por la redención de la humanidad, incluso ante la traición de un amigo.

Con la llegada del Jueves Santo, la Iglesia iniciará el Triduo Pascual, recordando la Última Cena, la Pasión y Muerte de Jesús, culminando en la gloriosa celebración de su Resurrección el Domingo de Pascua. El Miércoles Santo, como antesala de estos eventos centrales, nos llama a la introspección y a la preparación del corazón para vivir con mayor intensidad el misterio de la fe cristiana.

Carla Martínez / Noticias Barquisimeto