La Universidad de Zúrich logró documentar 1.002 casos de abusos sexuales en la Iglesia católica suiza desde mediados del siglo XX. Los investigadores sostienen que la mayoría de estos casos se perpetraron contra menores de edad, aunque sostienen que esto sólo es “la punta del iceberg”.
El informe incluye las investigaciones que la propia conferencia episcopal suiza inició en junio de este año. Sin embargo, existen varios elementos que pueden estar escondiendo una realidad incluso peor.
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El estudio fue dirigido por las historiadoras Monika Fommann y Marietta Meier, logrando identificar al menos a 921 víctimas. De todas ellas, al menos tres cuartas partes fueron menores de edad, aunque en un 12 % de los casos no se especifica la edad de la víctima.
Más de 500 autores
En el informe también se contabilizan 510 autores de estos abusos. Estos fueron cometidos en su mayoría en actividades eclesiásticas como confesiones, clases de religión o actividades con grupos infantiles y juveniles.
Otro entorno en el que también se registraron numerosos abusos fue en la formación y de ayuda social. Las investigadoras estiman que al menos un 30% de los abusos se cometieron en domicilios, escuelas e internados católicos.
Sólo un 2% de los casos identificados se perpetraron en órdenes religiosas y otras comunidades similares.
Pruebas destruidas u ocultas
El informe destaca la posible existencia de muchos otros casos de abusos que no se estudiaron. Existen diferentes comunidades religiosas, instancias diocesanas, escuelas católicas, entre otras fuentes, de las que no se encuentran los archivos.
La Universidad de Zúrich afirma que al menos en dos diócesis suizas se destruyeron ciertos documentos. Esto claramente puede esconder más pruebas sobre otros abusos.
La conferencia episcopal de Suiza admitió el pasado fin de semana que inició una investigación sobre ocultación de casos de abusos sexuales. Esto como producto de una carta dirigida al nuncio apostólico en Suiza, Martin Krebs, que denunció estos casos y su mala gestión al respecto.
El obispo de Coira, Joseph Bonnemain, dirige la investigación eclesiástica, aunque las investigaciones penales están en manos de las autoridades suizas.
Impunidad en la Iglesia
El informe también reveló que la Iglesia castigó a los responsables con extrema indulgencia o no lo hizo en absoluto. La mayoría de los casos señalados no tuvo la atención necesaria de los dirigentes eclesiásticos, por lo que no se esclarecieron, sino más bien los encubrieron.
Según el estudio, la cúpula eclesiástica trasladó sistemáticamente a los acusados y condenados, para evitar procesos judiciales laicos y permitirles continuar con su trabajo.
Así los intereses de la Iglesia católica y de sus miembros se sobrepusieron a menudo al bienestar y la protección de las víctimas.
Con información de: VN