El Martes Santo se erige hoy como un día crucial en el itinerario espiritual de la Semana Santa, marcando una intensa preparación para la trascendental celebración del Triduo Pascual. Conocido también como el «Martes de la Controversia», este día invita a los fieles a una profunda reflexión sobre los momentos de tensión y confrontación que Jesús enfrentó en sus últimas horas.
La tradición cristiana nos recuerda en este día los episodios en los que Jesús se vio confrontado por aquellos que buscaban su perdición, líderes religiosos y políticos de la época. Una paradoja dolorosa, considerando la absoluta inocencia del Hijo de Dios. La sombra de la traición, personificada en Judas, uno de sus propios discípulos, se cierne sobre este día, recordándonos la fragilidad humana y la capacidad de cerrar los ojos a la verdad.
La traición de Judas no solo entregó a Jesús a sus enemigos, sino que también sembró la duda y la desconfianza a su alrededor. La luz del Maestro, que había iluminado a tantos con sus palabras y obras, se vio repentinamente oscurecida por la controversia. El Hijo de Dios, hecho hombre, se encontró súbitamente sometido a los poderes terrenales, enfrentando el juicio de aquellos que no supieron reconocer su divinidad.

Aunque aún no había sufrido la tortura física, el relato del Martes Santo nos invita a contemplar una forma de desfiguración previa: la del reconocimiento y la fe. Antes de recibir el primer golpe, Jesús ya había sido desfigurado en el corazón de muchos, quienes permitieron que la duda y la manipulación nublaran su visión.
En este Martes Santo, se alienta a los creyentes a intensificar su vida de oración, ya sea a nivel personal, familiar o comunitario. Es un tiempo propicio para pedir a Dios la gracia de acoger con humildad y reverencia los profundos misterios de nuestra fe. Tomar este día con seriedad y espíritu humilde nos permite prepararnos adecuadamente para la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
El «Martes de la Controversia» nos recuerda la importancia de discernir la verdad en medio de la confusión y de mantenernos firmes en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos la oposición y la incomprensión. Es un llamado a la introspección y a la renovación espiritual en este camino hacia la Pascua.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto