Los ingenieros son parte fundamental de un gran motor de la sociedad, desempeñando un papel esencial en el desarrollo de infraestructuras a través del diseño, programación, conceptualización, ejecución y supervisión de obras, siempre respetando las normas generales de la ingeniería. «La sensibilidad social es el primer instrumento que permite la interrelación entre el profesional y la comunidad«, destacó el ingeniero Luis Andrade.
Así mismo, enfatizó la diversidad dentro de esta rama, que convierte a la ingeniería en una palanca para el desarrollo social. «Hay mucha diversidad en esta rama que hace de nuestra profesión un motor de progreso con beneficios tangibles para la comunidad«, afirmó.
Al abordar la problemática de los desastres ocasionados por lluvias, Andrade expresó su opinión sobre la falta de planificación en materia de ingeniería. «Esto tiene mucho que ver con el tema de la planificación y el uso de los espacios. La violación de la reglamentación de los planes de desarrollo urbano local es un problema que debe ser atendido, ya que es obligación de la alcaldía velar por su cumplimiento«.
Andrade también destacó la importancia de preparar a la población para enfrentar riesgos. «Cada espacio puede generar un riesgo, y debemos calcular y conocer exactamente cuál es ese riesgo para prevenir desastres«, enfatizó.
Aseguró que la vulnerabilidad de las comunidades se debe en gran parte a la falta de conocimiento sobre los riesgos en su entorno, así como a la ausencia de planes de mitigación y prevención. «Es vital que las comunidades conozcan los riesgos en su hábitat y desarrollen sus propios planes, apropiándose de ellos para garantizar un entorno más seguro«.
El ingeniero Andrade resalta la necesidad de un enfoque integral en la ingeniería, donde la colaboración con la comunidad y la planificación adecuada son clave para el desarrollo sostenible y la prevención de desastres.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto