Federación Canina de Venezuela otorgó certificación a perros Mucuchíes como única raza pura del país

La Federación Canina de Venezuela (FCV) otorgó este martes 12 de diciembre la certificación con reconocimiento internacional al criadero de perros Mucuchíes, situado en el estado Mérida. El documento oficializa a estos caninos como única raza pura del país.

El criador Édgar Albarrán recibió el certificado en aras de constatar que nueve de sus ejemplares mucuchíes son de raza pura.

Más de 20 años tiene en funcionamiento el criadero propiedad de Albarrán, trabajando en el cuidado de esta histórica raza canina en el país.

Hay que resaltar además que Albarrán es fundador de la Misión Nevado capítulo Mérida y promovió el proyecto Nevado va a la Escuela.

El presidente de la República, Nicolás Maduro, enalteció el acontecimiento: “Celebramos la certificación con reconocimiento internacional de nueve ejemplares mucuchíes como la única raza pura del país. ¡Es una verdadera belleza! Orgullosos de los mucuchíes de Venezuela y de nuestra Misión Nevado. ¡Las mascotas son la compañía más bella que podemos tener!”, escribió en su cuenta en X, junto a varias fotografías con elemplares de mucuchíes.

La raza será evaluada internacionalmente en 2024

En ese sentido, se tiene previsto que para el próximo año 2024, la raza mucuchíes sea evaluada en la Conferencia Canina Internacional que se celebrará en marzo, en Honduras, para ser incluida en su catálogo canino internacional.

El perro Mucuchíes es de gran tamaño, atlético, robusto, imponente y de mirada noble. Sus ejemplares son de andadura ágil, armónica, libre, elástica, potente y de pasos amplios.

Se trata de un canino inteligente y valiente, que además posee una gran energía e instinto de vigilancia, siempre en estado de alerta. Suele ser muy manso y defensor de sus protectores, pero desconfiado y fiero con extraños. Es obediente y vivaz.

Su piel es gruesa, suelta, flexible, puede presentar manchas de pigmentación en el cuerpo, aunque predomina el fondo blanco. Las orejas están manchadas total o parcialmente. Los colores de las manchas pueden ser: negro, tonalidades del gris, amarillo, naranja, beige, arena, limón, marrón, atigrado o pardo. La línea baja del pecho, vientre, patas y al menos la mitad de la cola es siempre blanca.

Su pelaje es tupido y grueso, de seis a nueve centímetros, lacio u ondulado. Es más largo en la espalda, cuello, vientre bajo, detrás de las extremidades anteriores, extremidades posteriores y cola. Más tupido sobre la grupa.

El perro de Simón Bolívar

Además de Palomo, el famosísimo caballo blanco, nuestro libertador Simón Bolívar tenía perro cuando era brigadier. Se llamaba Nevado y se lo regaló el campesino Vicente Pino, de Mucuchíes, en el estado Mérida, el año 1813. Su raza (mucuchíes), fue producto del cruce entre especies de perros pastores de los Pirineos, creada en los Andes.

Nevado era de color negro, pero con las orejas, el lomo y la cola blancos; por esta particularidad tenía ese nombre. El perro se lo entregaron a Bolívar “después de la Batalla de Niquitao, durante su triunfal Campaña Admirable desde Nueva Granada (actual Colombia), hasta Caracas en 1813”, dice la historia.

A Nevado le asignaron como su cuidador al indio Tinjacá. Dicen que los dos tenían apodos; al perro le decían “Simoncito” (que conste que estamos hablando de la época de la conquista española…), y a Tinjacá, “el edecán del perro”. Los dos acompañaron en varias batallas a Bolívar y también por las mismas, en algunas ocasiones, estuvieron separados.

Cuenta la historia que Bolívar se comunicaba con el perro a través de silbidos que le había enseñado el indio Tinjacá. Tras la batalla de Boyacá, Nevado acompañó al Libertador en su entrada triunfal a la capital del país.

Viajaba en un canasto hecho especialmente para él. Participó en muchas batallas en las que, cuentan, atacaba con ferocidad. Dicen que el Libertador tambaleaba cuando Nevado le ponía sus patas en el pecho para saludarlo. Aunque se sabe que Bolívar era de pequeña estatura.

Nevado acompañó durante ocho años al Libertador. Finalmente, él y su cuidador, el indio Tinjacá, fueron muertos a lanzazos por los españoles en la Batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821. 

Cuentan que, al recibir la noticia, Bolívar buscó en el campo de batalla a Tinjacá, quien, en estado agónico, le confirmó la muerte del noble animal. Ante la noticia, el Libertador no pudo ocultar sus lágrimas.

Con información de VTV y NAD