Décadas después de su muerte, el nombre de Pablo Escobar sigue evocando imágenes de violencia despiadada, excentricidad y riqueza inimaginable. En su mejor momento, el ‘rey de la cocaína’ amasó una fortuna estimada en 30.000 millones de dólares, lo que le convirtió en uno de los hombres más ricos del planeta.
Pero, ¿a dónde fue a parar exactamente la herencia del capo de la droga? Durante muchos años se pensó que todo el dinero de Escobar fue entregado a la organización criminal de ‘Los Pepes’, como indicó su esposa María Isabel Santos Caballero. Sin embargo, Laura Escobar, sobrina del capo, asegura que gran parte de la fortuna fue repartida entre los familiares del líder del Cártel de Medellín.
El testamento de Escobar
Durante una entrevista en el canal de YouTube Conducta Delictiva, la hija de Roberto Escobar, alias ‘El Osito’, aseguró que no se sabía exactamente cuánto dinero tenía su tío, pero que antes de morir, él les dejó un testamento en el que indicaba cómo debía ser la repartición de los bienes.
«Fue complicadísimo, bueno primero porque no se sabía ni la cantidad de cosas que tenía el tío Pablo. El testamento fue en porcentajes, porque como no se sabía todo lo que había entonces había muchas personas [en él]», indicó. «Y tú sabes que donde hay dinero por herencia hay pelea, y mi familia no fue la excepción. Ahí es donde mi familia se divide y destruye», añade.
Laura reveló que Escobar dejó un testamento en el que el 50% era para su mujer y sus hijos, incluidas obras de arte y joyas para su hija Manuela. Del otro 50%, el 1% fue para una tía del capo y el resto para otros miembros de su familia.
‘El Osito’
Sobre su padre, Laura desmintió que estuviera en la pobreza, y afirmó que todos los miembros de su familia viven bien gracias al dinero que dejó Escobar. Con esos fondos algunos han creado empresas, mientras que otros son profesionales universitarios. «El tío Pablo dejó demasiado dinero, fue de cada uno conservarlo o malgastarlo, al momento de hoy, yo puedo decir que mi familia, a excepción de mi padre, todos vivimos muy bien», indicó.
Roberto Escobar fue acusado de ser el jefe de sicarios y manejar el aparato logístico del Cártel de Medellín entre 1987 y 1988. Estando preso en la cárcel de Itagüí, en 1993, ‘El Osito’ recibió una carta bomba enviada por ‘Los Pepes’. El artefacto explotó en su cara y le dejó secuelas de por vida, al perder parte de su vista y su audición.
«Mi papá vivió una guerra», dice Laura, recordando cómo su padre tuvo que costearse todos los gastos médicos de su rehabilitación tras la carta bomba, además de mantener por muchos años varios hogares. «Eso también tuvo que afectarle, y sin generar ingresos», afirma, «a cualquiera se le acaba el dinero. No quiere decir que no lo tenga, ahora él trabaja», añade.
Caos
La muerte de Escobar marcó el principio del fin del Cártel de Medellín. Sus rivales, sobre todo el Cártel de Cali, se abalanzaron sobre él para hacerse con el control del tráfico de cocaína. En el caos que siguió a la caída de Escobar, muchos de sus socios huyeron, fueron asesinados o pasaron a la clandestinidad, llevándose el dinero y/o los bienes que pudieron.
La DEA y las autoridades colombianas trabajaron sin descanso para desmantelar lo que quedaba del imperio de Escobar. Aunque se incautaron de una parte importante de sus bienes, las autoridades reconocen que solo pudieron arañar la superficie de su fortuna. El enorme volumen de dinero que Escobar generaba, gran parte de él en dólares estadounidenses, era difícil de rastrear.
Rubén Conde con información de Actualidad RT