El recuerdo imborrable de Nino Bravo a 52 años de su trágico final

Hoy se cumplen 52 años de la trágica partida de Luis Manuel Ferri Llopis, el inolvidable Nino Bravo. El 16 de abril de 1973, el destino truncó la vida y la prometedora carrera de uno de los cantantes más emblemáticos de la música en español en un fatídico accidente automovilístico en la carretera Nacional III, cerca de Villarrubio, provincia de Cuenca.

Nacido el 3 de agosto de 1944 en Ayelo de Malferit, un pueblo valenciano, Nino Bravo dejó una huella imborrable en la historia musical con su potente voz y sus emotivas interpretaciones. La mañana de aquel fatídico día, alrededor de las 7:00, Nino Bravo emprendió un viaje desde Valencia con destino a Madrid, una ruta que solía realizar en compañía de sus colaboradores, con quienes compartía amenas conversaciones al son de sus artistas favoritos, como Los Beatles y Joan Manuel Serrat.

Sin embargo, en el kilómetro 95 de la autovía, en una curva que no revestía gran dificultad, Nino Bravo perdió el control de su BMW 2800 modelo 1970. El vehículo se salió de la carretera y dio varias vueltas de campana. A pesar de los intentos por salvar su vida, el joven cantante de tan solo 28 años falleció camino al hospital en la capital española.

Su repentina muerte dejó un vacío inmenso en el mundo de la música y en el corazón de su familia: su esposa, María Amparo Martínez Gil, su hija Amparo, de tan solo un año, y Eva, la hija que venía en camino y a la que Nino nunca llegó a conocer.

En el vehículo siniestrado viajaban junto a Nino su gran amigo y colaborador Pepe Juesas, quien ocupaba el asiento del copiloto, y los músicos Miguel Ciaurriz y Fernando Romero, del dúo Humo, quienes se encontraban en los asientos traseros. Fueron precisamente Ciaurriz y Romero, quienes sufrieron las heridas más leves, los encargados de asistir a Nino, quien se quejaba intensamente del dolor.

Tras recibir los primeros auxilios en el Hospital de Tarancón, Nino Bravo fue trasladado inconsciente al Centro Sanitario Francisco Franco de Madrid (actual Hospital Universitario Gregorio Marañón), donde finalmente se confirmó su deceso.

Apenas un mes antes de su trágica muerte, el 15 de marzo de 1973, Nino Bravo ofreció su última actuación en Valencia. En el momento de su fallecimiento, se encontraba trabajando en un nuevo disco que se editó póstumamente. También quedó inconclusa una ambiciosa gira que tenía previsto llevarlo hasta Japón, buscando expandir su éxito en el mercado asiático.

A pesar del tiempo transcurrido, la imponente voz y el carisma de Nino Bravo siguen resonando con fuerza. Canciones como «Noelia», «Esa será mi casa», «Mi querida mamá», «Voy buscando», «Un beso y una flor» y el himno «Libre» se han convertido en clásicos atemporales que continúan emocionando a nuevas generaciones.

A 52 años de su partida, el legado musical de Nino Bravo perdura intacto, demostrando que su voz única e inconfundible sigue siendo insustituible en el panorama de la música en español. Su recuerdo vive en cada una de sus canciones, manteniendo viva la memoria de un artista que se marchó demasiado pronto pero cuya música sigue conquistando corazones.

Carla Martínez / Con información de Noticia al Día