El infierno es mucha veces visto como un lugar de castigo y torturas por los pecados cometidos en la tierra, sin embargo; Es muy poco mencionado en la Biblia.
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«Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno y al lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino, la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes que yo, abandona la esperanza si entras aquí».
Esta inscripción se encuentra en la parte alta de la puerta que da entrada al infierno de acuerdo al relato imaginario de Dante Alighieri en su obra cumbre, «Divina Comedia».
Relato
Y es que el relato del famoso poeta italiano hacia finales del siglo XV es la expresión culmen del concepto cristiano de que el infierno era un lugar horrible donde se castiga de manera severa a los pecadores.
En cambio, el concepto del infierno tal y como lo conocemos es una combinación de distintas tradiciones y leyendas que van desde la visión del más allá que tenían los egipcios, a la concepción del Hades de los griegos e incluso los mitos fundacionales de los babilónicos.
»Un lugar obscuro y lleno de fuego»
»El infierno como lugar lleno de fuego y demonios que castigan a los pecadores es un concepto exclusivo de la tradición judeocristiana, pero se forma a partir de la sistematización de relatos e ideas que surgieron en lo que conocemos como el Creciente fértil”, le dijo a BBC Mundo Juan David Tobón Cano, historiador y teólogo de la Universidad San Buenaventura de Colombia.
Para Tobón el infierno es un concepto que se identifica también en otras religiones o culturas, pero con interpretaciones muy distintas a la que se conoce en el Occidente cristiano.
Por supuesto, el concepto del infierno se ha ido modificando a través de los años
Tanto que uno de los ejercicios de reflexión del actual papa Francisco, cabeza de la Iglesia Católica, ha sido la revisión teológica de esa noción.
»Lo cierto es que las almas no son castigadas. Aquellos que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y van a las filas de quienes lo contemplan (a Dios)», dijo Francisco en 2018 en diálogo con el periodista Eugenio Scalfari.
Y añadió: »Pero aquellos que no se arrepienten y no pueden ser perdonados, desaparecen. No existe el infierno, sino la desaparición de las almas pecaminosas».
Sin embargo, el Vaticano señaló que el sumo pontífice había sido “mal citado” por el periodista y no eran las palabras precisas que había utilizado.
Una construcción de milenios
“La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ‘el fuego eterno’».
De este modo define el Catecismo de la Iglesia Católica al infierno.
Pero, ¿cómo se llega a la idea del lugar donde se sufre el “fuego eterno”?
Para Tobón, la idea del infierno se origina cuando el ser humano comienza a experimentar el mundo que habita y no puede explicar el caos.
“En la observación del Universo comenzaron a encontrarse fenómenos que eran comprensibles -tormentas, terremotos, etcétera- y a eso comenzaron a vincularlo con el inframundo”, señala Tobón.
Todas esas ideas terminan en una combinación de creencias en el más allá dentro de las civilizaciones egipcia y mesopotámica, que adoptan los primeros hebreos
»En las primeras versiones de la Biblia hebrea esos conceptos de un lugar donde van los muertos tiene un nombre: Sheol. Pero es un lugar donde van los muertos, no pasa nada más”, le explica a BBC Mundo Sean McDonough, profesor del Nuevo Testamento del Instituto Teológico Gordon-Conwell, en Massachusetts, Estados Unidos.
Concepto McDonough
»Poco a poco el concepto absoluto del Sheol va cambiando. De ser un lugar para los muertos, pasó a ser considerado un lugar temporal”, dice el académico.
Y añade: »Tras un tiempo allí, los muertos que hubieran sido justos y cumplidores de la ley iban a la presencia de Dios, mientras que los no cumplidores de la ley iban a un lugar lleno de fuego purificador, conocido como Gehena”.
Este punto resulta clave para explicar cómo se originan las diferencias respecto a las otras percepciones sobre el inframundo y el más allá.
“Una de las grandes diferencias del judaísmo con las otras religiones es que dicen que Dios hace una alianza con ellos y la hace a través de una ley, que son los 10 mandamientos”, explica Tobón.
Para McDonough, el personaje que hace más énfasis en el infierno como lugar de castigo es el propio Jesús, que en un par de ocasiones menciona del Gehena.
“Jesús también hace mención del ‘horno ardiendo’ donde los malvados sufrirán tristeza y desesperación y donde habrá ‘llanto y crujir de dientes’”, señala McDonough.
Agencias