En el corazón del estado Lara, donde la tradición y la dulzura se entrelazan, el buñuelo de yuca se alza como uno de los protagonistas de la Semana Santa. Este postre, que combina la suavidad de la yuca con el melado de papelón, es más que un simple bocado: es un pedazo de historia y cultura que se transmite de generación en generación.
La historia de una dulcera larense: Doña Carmen y su legado dulce
Doña Carmen Mendoza, una dulcera de la ciudad Barquisimeto, ha dedicado más de 40 años a la preparación de buñuelos. Aprendió el arte de este dulce de su abuela, quien le enseñó no solo la receta, sino también el valor de compartir momentos en familia alrededor de la cocina. «Cada buñuelo que preparo lleva el amor y la dedicación que mi abuela me inculcó», comenta.
La receta es sencilla pero llena de sabor. Los ingredientes principales son yuca, queso blanco duro, huevo, harina de trigo y una pizca de sal. La masa se fríe hasta obtener unas bolitas doradas que luego se bañan en un melado de papelón, preparado con papelón rallado, agua y clavos de olor. El resultado es un contraste perfecto entre lo dulce y lo salado, ideal para disfrutar en familia durante la Semana Santa.

Doña Carmen recuerda con cariño cómo, de niña, ayudaba a su abuela, que vivia en la calle principal de Quibor, municipio Jímenez a formar los buñuelos mientras escuchaba historias de la época colonial, cuando este dulce se popularizó en Venezuela. «Una vez, mi abuela me contó que los buñuelos eran tan apreciados que se intercambiaban por otros alimentos en los mercados locales», relata con una sonrisa.

Hoy en día, Doña Carmen sigue preparando buñuelos en su pequeño negocio familiar en la calle principal de Quibor, donde recibe a clientes que buscan revivir los sabores de su infancia. «Cada Semana Santa, las familias vienen a comprar buñuelos y a compartir sus propias historias. Es un momento muy especial«, añade.
Un dulce que une generaciones
El buñuelo no solo es un símbolo de la Semana Santa en Lara, sino también un puente entre generaciones. Gracias a dulceras como Doña Carmen, esta tradición sigue viva, recordándonos la importancia de preservar nuestras raíces y celebrar la riqueza de nuestra cultura.
Para quienes deseen probar esta delicia o aprender a prepararla, Doña Carmen invita a todos a visitar su negocio en Barquisimeto, donde el aroma del papelón y la calidez de su sonrisa hacen que cada visita sea inolvidable. ¡No hay mejor manera de celebrar la Semana Santa que con un buñuelo en mano y una historia en el corazón!
Zuleydy Márquez Noticia Barquisimeto