Día Mundial de la Ecología: 8 pequeñas acciones que pueden generar grandes cambios en el planeta

Este miércoles 1 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ecología, una ocasión especial que invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar el entorno de la naturaleza. En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales, este día se convierte en un llamado a la acción, un recordatorio de que todos pueden desempeñar un papel crucial en la preservación del planeta.

Esta fecha no solo busca promover la admiración por la naturaleza, sino también que la gente se comprometa a protegerla. Cada humano tiene la capacidad de marcar la diferencia, y es vital aprovechar esta oportunidad para tomar medidas concretas que promuevan un planeta más sostenible. A medida que las sociedades modernas enfrentan graves problemas ambientales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, las acciones individuales adquieren un significado aún mayor.

Cada gesto cuenta para crear un impacto positivo en la salud del planeta y en la calidad de vida de las generaciones futuras. A continuación estas 8 acciones concretas que pueden hacerse en la vida cotidiana, tienen un impacto en la ecología y contribuyen a un planeta más sostenible.

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1. Usar la regla de las tres “R”

Seguir esta regla es un primer paso fundamental para que cada persona tenga las herramientas básicas que le permitan cuidar el ecosistema. Como se explica en la sitio oficial de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), las tres “R” significan: “Reduce, reusa y recicla”.

Allí y aconsejan: “Disminuye lo que tiras. Sigue las tres “R” para conservar los recursos naturales y el espacio de los vertederos”.

“El compromiso es la máxima de la iniciativa que se prolonga durante todo el año, La Generación Verde, que nos ha llevado a una nueva convocatoria del Día de la Tierra en 2018 gana protagonismo año tras año”, precisó en una nota reciente, Kathleen Rogers, presidenta de la organización del Día de la Tierra en Washington. Según Rogers, todos son parte de esta generación que marca la transición de la revolución industrial a la revolución verde.

2. Ahorrar energía

Utilizar bombillas LED, apagar luces y dispositivos electrónicos cuando no se necesiten y considerar la instalación de paneles solares en el hogar.

“Nos estamos acercando a ese punto de equilibrio en el que la energía eólica y solar pueden satisfacer la nueva demanda de electricidad, pero aún no hemos llegado allí. Si mantenemos las tasas de crecimiento que estamos viendo, lo lograremos pronto”, dijo en una nota reciente Dave Jones, director global de Ember. Según la organización, para limitar el calentamiento a 1,5°C respecto a la era preindustrial, el sector eléctrico deberá extenderse a nuevos usos (transporte, calefacción, etc.) y ser completamente libre de carbono.

El sitio oficial del gobierno de México recomienda algunos tips sobre este tema, entre los que destacan: “Usar focos ahorradores, ya que iluminan igual que los incandescentes y consumen 75% menos energía; aprovechar la luz natural del día mediante la orientación adecuada de ventanas, y usando colores claros en paredes, techos, pisos y mobiliario; asegurarse de que el refrigerador tenga la etiqueta de eficiencia energética (con sello FIDE – Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica) y sus empaques aíslen correctamente la temperatura”.

3. Transportarse de manera sostenible

Optar por caminar, andar en bicicleta o utilizar el transporte público en lugar de conducir un automóvil, especialmente para trayectos cortos. Según la ONU, “el transporte produce una cuarta parte de las emisiones de gases que provocan el cambio climático, por lo que el desarrollo de sistemas de movilidad sostenibles será crucial para el alcance de la Agenda 2030 y la implementación de sus 17 objetivos”.

Asimismo, para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la bicicleta es un medio de transporte “sostenible, sencillo, asequible, fiable, limpio y ecológico que contribuye a la gestión ambiental y beneficia la salud”.

A menudo, los microplásticos siguen un ciclo perjudicial: se adhieren a la piel al soltarse de la ropa de poliéster, y al lavar estas prendas, terminan en el agua; posteriormente, los sistemas de saneamiento los transportan a cuerpos de agua natural, donde la vida marina los ingiere. Al consumir pescado y mariscos, volvemos a introducir estas minúsculas partículas en nuestro organismo.

Desde inicios del siglo XXI, la biología marina ha investigado el impacto de los microplásticos en los océanos y cómo afectan al ecosistema, especialmente al actuar como vehículo para microorganismos que perjudican a peces y algas. Sin embargo, más recientemente, la atención se ha centrado en el daño que estas partículas pueden causar al ser humano. Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Yonsei en Seúl evidenció que los microplásticos promueven la liberación de disruptores endócrinos, alterando el metabolismo. Además, transportan sustancias tóxicas, como metales pesados y contaminantes orgánicos, que son absorbidos por las personas.

5. Plantar árboles

Participar en programas de reforestación o planta árboles en tu área local para combatir la deforestación y reducir la huella de carbono. Esta es sin dudas otra forma de cuidar el medio ambiente.

La Asociación Civil Árboles Sin Fronteras, comprometida con la educación ambiental y la reforestación comunitaria, es una organización no partidista que lleva a cabo programas en diferentes regiones de Argentina centrados en la restauración de la flora autóctona, y también tiene una sucursal en Ecuador. Establecida en 2010 por un conjunto de amigos alarmados por la escasa atención que los líderes políticos daban al problema ambiental, y viendo cómo la deforestación avanzaba sin control en Argentina, la asociación tomó la iniciativa para contribuir positivamente ante una situación que compromete nuestra calidad de vida.

“Nuestro objetivo es realizar acciones concretas orientadas a la reforestación comunitaria y a incentivar una educación consciente de la importancia del cuidado del medio ambiente”, explicó Manuel Szwarc, director ejecutivo de Árboles Sin Fronteras. Para ser más concreto, Szwarc da números: “Hay 300 millones de personas en el mundo que viven en los bosques y alrededor de 1000 millones que viven de ellos. Mientras crece la tala por el monocultivo o los proyectos inmobiliarios, entre otras cuestiones económicas, las personas que viven de la caza, la recolección de frutos o de madera terminan en los cordones de miseria de pueblos y ciudades. La desaparición de la masa forestal genera, además, enormes pérdidas ambientales, muchas de ellas imposibles de recuperar”, detalló.

El gobierno de México explicó que los árboles son esenciales para el mundo, producen oxígeno, reducen el dióxido de carbono, absorben gases contaminantes, regulan la temperatura, entre otros beneficios. “Así que ya sabes, planta un árbol y contribuye al cuidado del medio ambiente”, expresaron.

6. Estar informado

Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF): “Una de las mejores cosas que se puede hacer es mantenerse informado: cuanto más sepa, mejor. Te deja mejor equipado para tener esas conversaciones con tus amigos y familiares y las personas en las que deseas influir. Infórmese sobre los hechos, manténgase actualizado con las noticias recientes sobre el estado de nuestro mundo natural y descubra qué puede hacer”.

7. Consumir de manera responsable

Optar por productos amigables con el medio ambiente y que se fabriquen de forma sostenible es otra clave. Es por eso que apoyar a las compañías comprometidas con el cuidado del entorno suma desde el lugar de cada uno. Organizar los menús, adquirir lo necesario y no desperdiciar comida, es la cuestión. “Si no vas a consumir algo, dónalo en vez de tirarlo. Usa el agua con responsabilidad en casa y avisa si hay escapes. Piensa en poner aparatos que consuman menos agua”, recomnedaron.

8. Reducción del desperdicio de alimentos

Un comunicado de la ONU sobre consumo y producción responsable explica que “cada año, se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1300 millones de toneladas con un valor cercano a mil millones de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de recolección deficientes. Es por eso que se torna fundamental evitar el desperdicio de alimentos, consumiendo lo justo y necesario.

Con información de Efe