Cada 10 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo con el objetivo de destacar el papel de la ciencia en la sociedad, y la necesidad de promover más espacios que involucren a diversas audiencias en los debates sobre temas científicos.
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Precisamente, este año se pone énfasis en el concepto de »ciencia abierta”, no sólo en el sentido de apertura para la comunidad investigadora, sino a una en cuanto a ciencia accesible a la sociedad. Conversamos sobre este tema con Ernesto Fernández Polcuch, Representante de la Unesco en Perú.
¿Por qué es importante reflexionar sobre este día?
El Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo fue establecido en el 2001 por La Conferencia General de la UNESCO. Es un día que nos invita a pensar acerca de la relación entre espacio y desarrollo.
Muchas veces cuando pensamos en tecnología o pensamos en algún logro médico, pero desde la UNESCO hacemos énfasis, porque es una herramienta para la paz porque nuestra misión es construir la paz en la mente de los hombres y de las mujeres. También es una herramienta para el desarrollo, y con mayor énfasis luego de la Agenda 2030, donde todos los países adoptan esta agenda común de desarrollo sostenible.
En ese sentido, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es una oportunidad para reflexionar sobre cuál es el camino y como se llega con la ciencia al desarrollo y la paz.
¿Cómo contribuye el desarrollo en las sociedades?
Primero, porque es una fuente de conocimiento validada y nos permite basar nuestras interacciones en este conocimiento que tiene raíces fundadas. Uno de los grandes problemas de la sociedad actual son las fake news que profundizan los conflictos. La ciencia es una vacuna contra la post-verdad, es una vacuna contra conflictos basados en construcciones fantásticas.
Con información de la UNESCO