Este jueves a las 08:25 de la mañana (hora local), con más de hora y media de retraso y tras momentos de incertidumbre, partió con éxito la tercera misión de Starship desde la base de la compañía de Elon Musk en la playa de Boca Chica, en el sur de Texas.
Poco antes de la hora límite para el lanzamiento, SpaceX tuiteaba que aunque el cohete no saliese disparado, estaban aprendiendo mucho: “Lo que estamos haciendo hoy proporcionará información de valor incalculable para continuar el rápido desarrollo de Starship”.
En esta carrera para devolver a los humanos a la Luna, en la que serán necesarias muchas otras pruebas para asegurarse de que el artefacto funciona, abrió la ventana para el tercer intento de SpaceX, tras dos intentos que acabaron accidentadamente.
En el primer intento, el 20 de abril de 2023, la nave fue destruida a propósito cuando se produjo un fallo en la separación de sus dos etapas, el propulsor encargado de elevar la nave (Super Heavy) y la nave misma.
En el segundo, el 18 de noviembre del mismo año, llegó al espacio, pero no alcanzó la altitud programada, aunque las dos partes del cohete se separaron correctamente. En este tercer intento, al cabo de unos minutos, Super Heavy y Starship se separaron sin problemas, aunque el propulsor se perdió de regreso, cuando lo que estaba previsto es que aterrizara de vuelta.
Según ha explicado la compañía de Musk, se quieren probar distintas cosas nuevas que vuelven a generar incertidumbre sobre el desenlace de la misión. Por ejemplo, que ambas etapas pueden ascender con éxito, que consiguió, que la puerta de la carga útil opera correctamente, la que se debe abrir para liberar los materiales que la nave lleve al espacio, algo que también se ha realizado con éxito, o que la nave es capaz de regresar a la Tierra de forma controlada.
También intentarán hacer un trasvase de combustible en pleno vuelo, importante de cara a los planes de llevar humanos a la Luna. Además, en esta misión está previsto que el amerizaje se produzca en el Océano Índico, al noreste de Madagascar. Este destino, lejos del Pacífico donde tenían previsto llegar en los dos intentos anteriores, requerirá probar si es posible encender uno de sus motores Raptor en medio de su travesía espacial para reorientar la nave en esta nueva ruta, algo que también se consiguió.
SpaceX ya ha vendido dos viajes de turismo espacial en la órbita de la Luna y fue la compañía elegida por la NASA para el regreso de astronautas al satélite en la misión Artemis 3, prevista para 2026. Para conseguirlo, aún es necesario que demuestre que su nave Starship es capaz, en primer lugar, de alcanzar la órbita terrestre, algo que no consiguió en sus dos primeros lanzamientos.
El acelerón para llegar a tiempo se refleja en la compresión de fechas para los tests. Los cinco meses que separan este intento del anterior son la etapa más breve entre un segundo y tercer lanzamiento de un cohete comercial de este tipo. Entre el segundo y el tercer lanzamiento de prueba de los Falcon 1 y Falcon 9 de SpaceX pasó más de un año. En los próximos dos años, se deberán realizar al menos diez pruebas más, y un aterrizaje no tripulado en la Luna, previsto para 2026.
La nave Starship y su propulsor Super Heavy conforman, puestos uno encima del otro, el cohete más alto del mundo, con 122 metros. Y también el más potente. Para escapar de la gravedad terrestre, la primera etapa cuenta con 33 motores Raptor, y al desengancharse la Starship cuenta con seis motores más.
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Sander Torrealba / Fuente: Globovisión.