La Policía israelí usó esta tarde por primera vez cañones de agua pestilente contra manifestantes anti-reforma judicial en Jerusalén, mientras crecía el malestar y seguían las protestas tras aprobarse una ley clave de este polémico plan.
Tras la aprobación esta tarde de la primera norma del paquete de leyes de la reforma judicial, que anula la capacidad del Tribunal Supremo para revisar o revocar decisiones del Gobierno en base a si eran razonables o no, los movimientos de protesta siguieron a pie de calle en torno al Parlamento en Jerusalén y otros puntos de la urbe, y convocaron también más movilizaciones por el resto del país.
Ante gritos de «vergüenza» o consignas de «democracia o rebelión» o «no nos rendiremos», miles de congregados siguieron protestando en la Ciudad Santa, y se mantuvieron también cortando carreteras como parte de sus acciones de desobediencia civil ya usuales.
En uno de estos puntos, las fuerzas policiales lanzaron agua pestilente para dispersar a los congregados, según presenció EFE.
Desde hace meses y esta misma mañana, el uso de cañones de agua por parte de la Policía contra manifestantes ha sido común. Esta tarde también se lanzó agua contra fotoperiodistas, y a su vez por primera vez se usó el agua pestilente contra los manifestantes.
«Después de que se aprobara hoy esta ley, siento que estoy perdiendo mi país», dijo a EFE Raz Weiss, israelí de 23 años que seguía protestando esta tarde y aseguraba sentirse «preocupado y angustiado» ante la deriva de Israel.
Naama Mitelman, una manifestante israelí de 34 años, tenía una sensación de malestar similar y dijo a EFE que percibe que el país «está siendo secuestrado».
«Tengo miedo por el futuro» y «siento que todo lo que construyeron mis abuelos cuando llegaron a este país se va a la basura», agregó.
Durante la jornada, a medida que miles de manifestantes rodeaban el Parlamento, la Policía arrestó también al menos a 19 personas.
Los grupos del movimiento antireforma han asegurado que van a «luchar hasta el final» contra «el Gobierno de destrucción».
A su vez, la principal federación de sindicatos, Histadrut, alertó esta tarde que «cualquier avance unilateral de la reforma tendrá graves consecuencias» y podría llevar «a una huelga total».
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La legislación aprobada hoy anula la doctrina de razonabilidad, que supone la eliminación del poder del Supremo para tumbar o intervenir en decisiones del Gobierno según las considere razonables.
Tras su aprobación, la ONG Movimiento por un Gobierno de Calidad apeló ya al Tribunal Supremo al considerarla «inconstitucional».
La nueva legislación «cambia fundamentalmente la estructura básica de la democracia parlamentaria israelí y la naturaleza del régimen, mientras que de facto abolió el poder judicial y dañó gravemente el delicado tejido de la división de poderes», alegó la entidad.
EL líder de la oposición, el centrista Yair Lapid, aseguró que el paso tomado hoy «es una ruptura total de las reglas del juego», y prometió que presentará una apelación contra la ley aprobada mañana mismo en el supremo.
Con información de EFE