Barquisimeto en sus 471 años celebra con Armando Villalón: “Cuando observo el Valle del Turbio me vibra el alma»

Los Barquisimetanos celebran este jueves 14 de septiembre los 471 años de la «ciudad crepuscular», conocida por sus colores al atardecer, cuando a cierto intervalo después de la puesta del Sol, el cielo se ilumina creando una mezcla de tonalidades en las capas altas de la atmósfera, ocasionando un resplandor en todo su entorno.

El creador y artista plástico, Armando Villalón, conocido por sus obras que reviven el sentir que genera cada espacio lleno de brillo, ha logrado impactar a través de pinturas que capturan la magia de la capital larense.

Villalón, en una entrevista especial para tan importante celebración, ha destacado la importancia que ha tenido la ciudad que lo vio nacer, resaltando su conexión con los espacios naturales, los sonidos armónicos, la religión que se vive junto a creencias que caracterizan la región, y el gentilicio que recibe a cada persona con una grata sonrisa.

“Barquisimeto, es lo más grande”, expresa con alegría el personaje, quien ha desarrollado sus habilidades desde temprana edad. “Cuando estaba estudiando en la escuela Simón Rodríguez, la cual estaba ubicada en la calle 26 con Venezuela, los docentes, descubrieron que había alguien para hacer el dibujo que se publicaría en el periódico de la institución, vieron en mí el talento y ese fue el primer estímulo que tuve para pintar”.

Una anécdota que recuerda con mucha conmoción es cuando su madrina, Ana Emilia Lauriello, una pedagoga que tiene actualmente 102 años, descubrió en él la gran destreza que tenía para el arte. En ese momento le obsequió unas acuarelas con sus pinceles, un detalle que se convirtió en un impulso y motivación: “Eso me depositó una confianza en mí mismo y empecé a pintar. De allí en adelante los jóvenes que estudiaban conmigo me decían Picasso”, al recordar cuando lo llamaron para hacer la obra en el periódico, que era distribuido cada dos semanas.

Desde entonces, “Barquisimeto para mi es la emoción más grande que Dios me ha podido dar, para hacer y plasmar lo que siento”. Armando mencionó que para él la ciudad “lo es todo”, el Valle del Turbio, la Divina Pastora, pero sobre todo su gente.

Uno de los espacios con los que más ha conectado el artista ha sido el Valle del Turbio, definiéndolo como “algo encantador”, y explicando que muchas personas lo ven a simple vista sin detallar cada uno de los aspectos. “Cuando observo el Valle del Turbio me vibra el alma, el corazón, me da mucha energía para pintarlo y plasmarlo, me da una emoción muy grande y es el tema más grande que he tenido”.

En cuando a la música, aclara que sin ella no puede pintar, siendo factor fundamental cuando toma el pincel para trazar sus obras, “La música larense, el Golpe Tocuyano, las canciones de Adelis Fréitez, el Carota, Ñema y Tajá, tantos grupos que existen en Barquisimeto…” Toda la armonía que generan los arpegios creados por músicos reconocidos de la región, lo han motivado y lo hacen muy feliz. “Cuando hay música todo sale mejor”.

Mientras que con la Divina Pastora ha tenido una conexión muy bonita desde pequeño, porque su madre siempre lo llevaba a recorrer el trayecto de su procesión, desde Santa Rosa hasta la antigua catedral, sin embargo, su devoción aumento cuando su madre, teniendo aproximadamente 70 años de edad, presento un cáncer. “En ese momento yo le pedí a la virgen con mucho fervor que sacara a mi mama de ese problema”  y prometió que comenzaría a pintarla, para que creciera la fe que el pueblo tenia hacia la Patrona del estado Lara. Al tiempo, su progenitora se recuperó y Villalón comenzó a cumplir su promesa, “el amor que siento por la divina pastora parte de ese momento”, su madre vivió con mucho regocijo, hasta los 98 años, cuando murió por una virosis.

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Villalón finalizó expresando su amor por la ciudad crepuscular, “aún le debo muchas pinturas, si tuviera que hacer un cuadro, seria marcar toda la evolución del valle del turbio”, además señala que la ciudad tiene espacios preciosos y muchos aspectos como: la música, la pintura, la poesía, el color, la atmosfera, el tamunangue, la bruma que se observa a las 6 de la mañana, y más.

Con 51 años de carrera, “estoy haciendo murales en distintos lugares, para dejar una obra para el futuro que permanezca en el tiempo. Barquisimeto somos todos, esa gente bella, hermosa, que te da un abrazo, te da la mano y lo ves a los ojos, observando la sinceridad con que te da el cariño y el amor”, termina emocionada el artista plástico, talento y orgullo de la ciudad cumpleañera.

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Paula Edith Gil / NB