El 24 de julio de 1783 vio luz del mundo la figura más insigne de la historia venezolana. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, nació en Caracas hace 241 años en un país aún dominado por la corona española y fueron sus padres Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco, aristócratas de rancia casta.
Difíciles fueron los primeros años en la vida de quien se consagraría posteriormente como El Libertador. Su padre fallece de tuberculosis en 1786 cuando el niño Simón apenas tenía 3 años de edad. Igual suerte corre su madre en julio de 1792 al dejar el plano terrenal y deja huérfano al infante de apenas 9 años de edad.
Simón queda bajo la tutela de su poco afectivo tío Carlos Palacios y Blanco. Consigue afecto materno en el regazo de su nana la Negra Matea y comprensión en sus maestros Andrés Bello, José Antonio Negrete, Miguel José Sanz y Simón Rodríguez, quienes dejaron honda huella en el muchacho en los primeros años de su educación y el más influyente en la formación intelectual del joven fue el maestro Don Simón Rodríguez. Tanta fue la admiración de Simón Bolívar hacia él que en su momento lo llamó «El Sócrates de Caracas».
Contrae matrimonio a temprana edad en España con María Teresa Rodríguez del Toro. Decide regresar a Caracas junto a su consorte, pero la tragedia vuelve a su vida y ella fallece el 22 de enero de 1803 al no adaptarse al clima tropical.
El joven Bolívar y Palacios no volverá a contraer nupcias y en adelante consagrará su vida a la epopeya que lo inmortaliza en los canales de la historia nacional y universal, al enfrentar a la potencia española en una prolongada y sangrienta guerra que culminó con el éxito de aquella empresa y la expulsión de quienes ostentaban el poder desde los tiempos de la colonia.
Fue El Libertador el artífice de nuestra independencia y gracias a su empuje y tenacidad Venezuela logró su libertad y posteriormente fue él quien promovió la creación de La Gran Colombia, proyecto que si bien se diluyó por intrigas y diferencias, dejó el legado de una Venezuela libre y soberana a su muerte en 1830.
Simón Bolívar ha trascendido en el tiempo y su nombre figura en lo más alto de nuestra historia. Su vida terrenal tal vez no fue muy prolongada, pero su legado permanece intacto y es el norte a seguir, especialmente en tiempos difíciles.
Rubén Conde con información de agencias