Procedente de Carorita, estado Lara, este particular animal captó la atención de visitantes y curiosos presentes en la “5ta. Feria Nacional Ovina Caprina 2023”, que se realiza en las instalaciones del Complejo Ferial de Barquisimeto, evento organizado por la alcaldía de Iribarren y productores de todo el país.
“La toñeca” es una hermosa cabra de color marrón, con pintas negras y blancas, que no pudo desarrollar un tamaño normal para su edad, pero eso no le impidió dar una buena producción lechera y traer buenas crías, como la que nació recientemente en pleno evento, bautizada por su dueño como “La feria”.
Durante nuestro recorrido sabatino por los corrales donde se exponían a las cabras y ovejas, hicimos una parada donde “La toñeca” compartía el pasto con sus compañeras, para conversar con Bruno, el campesino de 59 años que heredó de sus padres la pasión por la cría de caprinos en su pequeña finca ubicada en Carorita, al norte de la ciudad de Barquisimeto.
“Yo ando en estas cosas desde que nací. Hoy tengo 30 cabritas y siete hijos en diferentes parejas, así como las cabras que tienen hijos por aquí y por allá. La toñeca tiene dos años y medio, es la más enana de todas las que he visto aquí. Hay muchas pequeñas, pero más gordas que la mía”, nos contaba Bruno, mientras acariciaba con orgullo a su cabra enana.
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Según nos cuenta Bruno, apodado “el zorro”, las cabras descansan interrumpidamente, entre 4 y 6 horas diarias y lo hacen en parejas. Durante la jornada diaria, por allá por Carorita, pastorean entre 7 y 10 horas, sobre todo al amanecer y al anochecer. Los machos, durante la época de reproducción, se orinan las barbas y el cuello.
Desde que amanece en las instalaciones del Complejo Ferial se escucha en coro sincronizado “el balido”, sonido particular que emiten las cabras y ovejas cuando están asustadas por la presencia de una gran cantidad de gente, o por intentar de imitar algo que acaban de escuchar.
“La feria”, así se conoce a la pequeña cabrita nacida del vientre de la enana “toñeca”, tan inquieta como la madre y siempre con ganas de acariciar la “ubre” para alimentarse. “Este es el segundo parto de la toñeca, el primero se le murió, ahora nació está aquí en este corral. Antes ella me daba medio litro de leche diario, pero hoy en día me da un litro”, dice orgulloso este campesino larense que habla y entiende a su rebaño mejor que a los humanos.
Como todo pequeño productor del campo, Bruno cría sus cabras con paciencia para luego vender la leche a la comunidad adyacente a su “finquita”, en un precio solidario de un dólar por litro. “La leche de cabra es mejor que la de vaca, no tiene grasa y es más saludable para los niños. Mis vecinos van hasta el mismo corral a buscar la leche y de una vez me la pagan”, nos cuenta el oriundo de Carorita mientras sostiene por los cachos a la “toñeca”.
“Yo estoy día y noche al ladito de mis cabras cuidándolas. Me levanto a las seis de la mañana viéndolas para luego largarlas por allá por mi montecito hasta la noche, y después las recojo. “La toñeca” come todo el día monte y pasto, y cuando llega le doy un poquito de alimento procesado, porque es muy caro. Ojalá y aquí en la feria alguien me ayude para darle más alimento”, nos dijo Bruno, quien admitió que le va mucho mejor con sus propias cabras que tener que trabajarles a otros.
José Israel González/NB
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