Los chasis ennegrecidos de los autos calcinados y el pavimento salpicado de cromo derretido que ha vuelto a endurecerse. Cuadra tras cuadra, se repite la imagen de viviendas y negocios arrasados. Los postes telefónicos quemados y los huecos de los elevadores se alzan en los terrenos en los que antes había edificios. En un camión lleno de botellas de cristal, la carga adquirió formas surrealistas debido al intenso calor.
Anthony Garcia evaluaba la devastación parado bajo la icónica higuera de Lahaina, ahora carbonizada, y barría las retorcidas ramas a un montón cercano a otro en el que había animales muertos: gatos, gallos y otros pájaros que fallecieron a causa del humo y las llamas. De alguna forma, esto tenía sentido en un mundo al revés.
“Si no hago algo, me voy a volver loco”, dijo Garcia, que ha perdido todo lo que tenía. “Estoy perdiendo mi fe en Dios”.
Garcia y otros residentes se enfrentaron a la destrucción generalizada mientras hacían balance de sus hogares y vidas destrozadas el viernes, cuando las autoridades elevaron a 80 el número de decesos confirmados en los incendios que arrasaron partes de Maui esta semana y que todavía no estaban contenidos.
Por la noche, un nuevo fuego provocó la evacuación de Kaanapali, en Maui Occidental, una comunidad al noreste de una zona que ya se había quemado antes, anunció el Departamento de Policía de la isla en redes sociales, sin ofrecer más detalles del operativo.
La fiscal general, Anne Lopez, anunció que se realizará una revisión integral de las políticas permanentes y de toma de decisiones que afectan a la respuesta a los letales incendios forestales.
“Mi departamento se compromete a comprender las decisiones que se tomaron antes y durante los incendios y a compartir con la población los resultados de esta revisión”, indicó Lopez en un comunicado.
Los fuegos son el desastre natural más letal registrado en el estado en décadas, superando al tsunami que mató a 61 personas en 1960. Un maremoto aún más mortal, que dejó más de 150 muertos en la isla de Hawai —la llamada Isla Grande— en 1946, impulsó el desarrollo de un sistema de emergencia en todo el territorio que incluye sirenas cuyo funcionamiento se comprueba cada mes.
Pero muchos sobrevivientes de los incendios dijeron que no habían escuchado ninguna sirena ni recibieron avisos con antelación suficiente para prepararse, y se dieron cuenta de que estaban en peligro cuando vieron llamas o escucharon explosiones cerca.
“No hubo ninguna advertencia”, afirmó Lynn Robinson, quien perdió su casa en el incendio.
Los registros de gestión de emergencias de Hawai no muestran indicios de que las sirenas de advertencia sonaran antes de que los residentes tuviesen que salir corriendo. Las autoridades enviaron alertas a celulares, televisoras y estaciones de radio, pero los cortes generalizados de electricidad y de redes de telefonía móvil podrían haber limitado su alcance.
El número de víctimas mortales podría aumentar ya que las operaciones de de búsqueda y rescate continúan en marcha, advirtió el gobernador estatal, Josh Green.
Las autoridades han establecido un toque de queda entre las 22:00 horas y las 06:00 de la mañana del sábado.
“La recuperación va a ser extraordinariamente complicada, pero queremos que la gente regrese a sus hogares y haga lo que pueda para evaluarlos de manera segura, porque es bastante peligroso”, dijo Green al servicio noticioso Hawaii News Now.
Al operativo de búsqueda se incorporaron el viernes perros especializados en detectar cadáveres, dijo Richard Bissen Jr., alcalde del condado Maui.
Avivados por un verano seco y oir los fuertes vientos de un huracán que pasaba cerca, Maui registró esta semana al menos tres incendios forestales que avanzaron rápidamente por la maleza reseca que cubre la isla.
El más grave entró en Lahaina el martes y dejó una cuadrícula de escombros grises encajados entre el océano azul y las exuberantes laderas verdes. Periodistas de The Associated Press fueron testigos de la devastación: casi todas las construcciones quedaron reducidas a escombros en Front Street, el corazón de la comunidad de Lahaina y el centro económico de la isla de Maui.
Según las previsiones, el incendio será el segundo desastre más costoso en la historia de Hawai, solo por detrás del huracán Iniki de 1992, según los cálculos de la firma de previsión de riesgos Karen Clark & Company. Además, es el fuego más letal en Estados Unidos desde Camp Fire, registrado en 2018 en California, que causó al menos 85 decesos y arrasó la ciudad de Paradise.
Información de: AP