De la dieta paleo a andar descalzo: regresar a los orígenes de la civilización está de moda

Las principales causas de muerte actuales no son las plagas ni las hambrunas, la guerra o la gripe común. Lo que más mata hoy en día son las enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, consecuencia, en muchos casos, de hábitos pocos saludables.

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Vivimos más tiempo, pero estamos más enfermos. Los expertos subrayan la correlación entre estas condiciones, prácticamente nulas en sociedades ancestrales, y el mundo moderno, donde estamos cada vez más alejados de la naturaleza. Y algunos apuestan por una solución sencilla: si la civilización nos está matando, es la hora de regresar a nuestros orígenes.

Este es precisamente el argumento de Marcos Vázquez, creador del blog Fitness Revolucionario y el podcast de salud y fitness Radio Fitness Revolucionario, y además autor de libros como Salud Salvaje, Invicto y Saludablemente. Sostiene que los problemas de salud más comunes hoy son resultado de un conflicto entre la biología y el entorno actual, un concepto que llama “la salud salvaje”.

“Esta idea nos hace entender que la mayoría de las enfermedades crónicas modernas —tanto si hablamos de temas de diabetes, de obesidad, muchos tipos de cáncer, problemas cardiovasculares, trastornos mentales— tienen que ver con el hecho de que hemos reducido o eliminado estímulos a los que nuestros genes están muy bien adaptados“, explica Vázquez en una conversación telefónica con EL PAÍS.

Estos estímulos se refieren a los alimentos naturales, la actividad física, las conexiones sociales fuertes o la exposición a los elementos que formaban el entorno en el que evolucionamos.

El gran problema no es solamente la eliminación de estos elementos sino también su sustituición por otros, dice Vazquez: “Ahora hemos añadido en el mundo moderno estímulos a los que no estamos bien adaptados, como el sedentarismo, los alimentos procesados, las conexiones sociales superficiales online o demasiada exposición a la luz artificial, por ejemplo”.

La civilización ha evolucionado tan rápido que nuestra biología no ha tenido tiempo para adaptarse. Para afrontar esta desconexión, según Vázquez, habría que exponerse los estímulos y características del ambiente en el que evolucionaron nuestros ancestros entre unos 10.000 y 20.000 años atrás (al finales del periodo Paleolítico), cuando todavía vivíamos en sociedades cazadoras-recolectoras.

Movernos como ellos, alimentarnos como ellos, fortalecer nuestras conexiones sociales y exponernos a los elementos naturales: el sol, el frío, el calor. Esta es una idea apoyada por movimientos como la dieta paleo, el paleotraining, o el Earthing (andar descalzo).

Con información de El País