Las últimas palabras del militar activo estadounidense Aaron Bushnell, antes de inmolarse frente a la Embajada de Israel en Washington, todavía retumban en medio de la matanza de más de 31 mil palestinos a manos de las Fuerzas de Defensa Israelíes en la Franja de Gaza:
“Me llamo Aaron Bushnell. Soy miembro en activo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ya no seré cómplice del genocidio. Estoy a punto de participar en un acto de protesta extrema, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal”, rematando con un “¡Palestina libre!”, para luego prenderse fuego, en un acto de sacrificio de su propia vida recogido en videos que de inmediato dieron la vuelta al mundo a través de las distintas redes sociales.
Con esa manifestación extrema de solidaridad con un pueblo asediado y agredido durante más de siete décadas, Bushnell, de 25 años, a costa de su propia vida envió un claro mensaje a todo el planeta sobre lo que está ocurriendo en el enclave en esta nueva fase de la agresión israelí.
De inmediato, como era de esperarse, tratando de restarle algo del peso que innegablemente tenía la acción de Bushnell, le achacaron supuestos problemas mentales, cosa que fue desmentida por algunos de sus allegados. Ese mismo día, la cifra de palestinos asesinados por Israel en la Franja rebasó los 30 mil desde el 7 de octubre.
Estados Unidos, entretanto, seguía (y sigue) objetando las resoluciones que se planteaban ante el Consejo de Seguridad Permanente de la ONU en busca de un alto al fuego.
Justicia
“Fue un acto de coraje, una valiente llamada de atención sobre las políticas de Estados Unidos”, declaró Ann Wright, coronela retirada del Ejército de Estados Unidos y exdiplomática, a la periodista Amy Goodman, una conocida progresista co-fundadora y productora ejecutiva de Democracy Now, programa independiente de noticias que se transmite por radio, televisión e internet.
Nacido en Texas, Bushnell llevaba cuatro años de servicio como militar. Levi Pierpont, quien se hizo su amigo en la formación básica en la Base de la Fuerza Aérea en Lackland, San Antonio, en mayo de 2020, declaró en el mismo programa que “tenía un fuerte sentido de justicia (…) Él pensaba en la justicia. De eso se trató lo que hizo. No se trataba de su vida. Se trataba de usar su vida para enviar un mensaje”.
Wright aseguró que “no hay pruebas en absoluto de que Aaron padeciera algún tipo de enfermedad mental. Era una persona muy concienzuda que, desde su posición en el Ejército, vio lo que Estados Unidos estaba haciendo”.
En su opinión, con su sacrificio Bushnell contribuyó a que el movimiento en Estados Unidos contra el genocidio en Gaza continúe creciendo.
“Es un gran movimiento y el gobierno de (Joe) Biden debe reconocerlo. Los votantes le están enviando un mensaje. Es enorme, de jóvenes, de personas de todas las religiones, que dicen que bajo cualquier doctrina esta matanza está mal. Tiene que terminar”.
La exmilitar recordó algunos casos similares, como en 1965, al inicio de la guerra en Vietnam, cuando en protesta por el inicio de ese conflicto, Alice Herz, se inmoló, imitada después por Norman Morrison, quien se fue desde Baltimore al Pentágono para hacer una acción similar.
Cientos de personas hicieron vigilias por él
Tan pronto se regó la noticia de la inmolación de Bushnell por todo el planeta, comenzaron a organizarse las vigilias para honrar su memoria y su gesto por Palestina.
En Washington hubo una, apenas un día después del sacrificio del soldado, en la cual Marione Ingram, artista, activista y sobreviviente del Holocausto, de 88 años, instó “al señor presidente y al Congreso a que dejen de financiar a Israel. Terminen la guerra. Es hora de que dejemos de matar a niños y niñas. Yo no quiero que la gente se prenda fuego para hacerse escuchar. Señor Biden, debería dejar de apoyar el genocidio en la Franja de Gaza”.
En otra efectuada en Portland, Oregon, un grupo de veteranos exmilitares contrarios a la guerra quemaron sus uniformes frente al Wyatt Federal Building, mientras coreaban “¡Recuerden a Aaron Bushnell! ¡Él no está solo!”.
La organización CodePink también convocó una en la cual las personas debían llevar carteles haciendo llamados a la paz y contra el genocidio.
En Nueva York, activistas se concentraron frente al Centro de Registro del Ejército en Manhattan portando carteles en los cuales decían “¡Detengan el apoyo militar estadounidense en Gaza!” y “Honrar a Aaron Bushnell”, colocando claveles y velas encendidas frente a una fotografía del fallecido soldado, cerca de una bandera gigante de Estados Unidos en la emblemática Times Square, extendiendo un cartel con nombre de palestinos asesinados en Gaza.
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Bautizaron con su nombre una calle en Palestina
La drástica decisión de Aaron Bushnell de sacrificar su propia vida como una forma de rechazo al genocidio israelí en Gaza -del cual consideraba cómplice al Gobierno de Estados Unidos-, lo llevó a convertirse, de inmediato, en una suerte de héroe para el pueblo palestino, en medio de todos sus padecimientos.
Por ello, en la ciudad de Jericó, precisamente en Palestina, el domingo pasado bautizaron con su nombre una calle.
“No lo conocíamos y él no nos conocía. No había lazos sociales, económicos o políticos entre nosotros. Lo que compartimos es el amor por la libertad y el deseo de oponernos a estos ataques [contra Gaza]”, justificó Abdul Karim Sidr, alcalde de la ciudad, al develar la placa de la calle.
Explicó que no quisieron esperar mucho tiempo para tomar la decisión, apenas quince días después de la inmolación.
“Él sacrificó lo más preciado, sean cuales sean tus creencias. Este hombre dio todos sus privilegios por los niños de Gaza”, explicó a su vez el concejal Amani Rayan, criado en el enclave palestino.
“Con su último aliento, a pesar del dolor, gritó ‘Palestina libre’. Esto significa que tenía claro hasta lo más profundo de su ser por qué lo hacía”, añadió conmovido el edil.
Pedro Montilla / Con información de Ultimas Noticias