La gente que lee, la que disfruta el cine, que aprecia la música, la que se detiene a observar una exposión pictórica o fotográfica: vive mejor, vive más vidas.
El sortilegio que produce el arte, las emociones que éste genera; nos hacen la vida más llevadera, nos hacen más plácida nuestra existencia.
La cultura es identidad, es emoción, y como bien lo dijo la escritora madrileña Almudena Grandes:
«La cultura es un ingrediente de la felicidad».
La cultura es identidad, es arraigo, genera sentido de pertenencia a un colectivo o nación.
Como lo sentenció el maestro piamontés Umberto Eco:
«La cultura es lo que queda, cuando todo lo demás se ha olvidado».
Pero, es menester diferenciar cultura de la farándula:
La farándula es el humo de un espectáculo, el ruido que genera la moda.
Es un elemento sin valor nutricional para el alma.
La cultura es la proteina que nutre el espíritu.
La farándula es el nevado de una torta de nueces y miel. La cultura es la torta, sin el nevado.
La torta es el alimento (es decir, la cultura). El nevado es caloría vacía, es el azúcar refinada (es decir, es la farándula).
Gracias por los libros, por el cine, por la música y los cuadros.
Gracias por permitirnos vivir otras vidas, en paralelo a la nuestra.
Gracias por la cultura.
León Magno Montiel