El Padre Rafael María de Balbín Berhrmann tiene 86 años de edad y es el sacerdote activo más longevo de la Arquidiócesis de Maracaibo. Es miembro del Opus Dei, ubicado en la avenida Universidad en el Centro Cultural Pozoviejo, que dirige su director laico, Óscar de La Torre.
En su imaginación de joven laico y después en su vida sacerdotal quizá nunca pensó que un día sería uno de los pocos privilegiados, –entre millones de personas en el mundo–, en conocer en persona, ser su amigo y un seguidor de Josemaría Escrivá de Balaguer, quien años después fue canonizado Santo de la Iglesia católica por el Papa Juan Pablo II y a él se le debe la fundación del Opus Dei.
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Ese grato recuerdo, lleno de mucha humildad, lo expresa el Padre Rafael María de Balbín Berhrmann cuando han transcurrido, aproximadamente, más de seis décadas de haber estrechado la mano de San Josemaría Escrivá de Balaguer. El es un sacerdote nacido en Zaragoza, provincia de Aragón, España, donde vino al mundo en el año 1.938, durante la Guerra Civil que duró, entre 1936 a 1939, que abrió profundas heridas y divisiones en la sociedad de ese país europeo.

El Padre Rafael María de Balbín Berhrmann es el protagonista de Los Que Llegaron al Zulia y se Quedaron, en su X entrega.
Tiene 86 años de edad y es el sacerdote activo más longevo de la Arquidiócesis de Maracaibo, donde desarrolla su trabajo sacerdotal de adoración del Santísimo, oficia misa, atiende confesiones, conversaciones de dirección espiritual y es orientador de los diáconos en el seminario Santo Tomás de Aquino de Maracaibo.
También está encargado de la predicación en meditaciones y retiros, dirige clases y charlas de doctrina católica, atiende a niños y enfermos, es un guía espiritual del tema de la familia, es escritor y dedica tiempo especial a la lectura profunda sobre la teología y la filosofía cristiana. Domina, perfectamente, el inglés, francés, alemán y el latín. Es el mayor de cuatro hermanos que viven en Madrid, Juan Enrique, Conchita y Rodrigo.
Es miembro del Opus Dei, –obra o trabajo de Dios en latín–, que tiene el propósito de «contribuir a que haya en medio del mundo hombres y mujeres de todas las razas y condiciones sociales que procuren amar y servir a Dios y a los demás hombres en y a través de su trabajo ordinario». Creada por San Josemaría Escrivá de Balaguer en Madrid el 2 de octubre de 1928, el Opus Dei es una institución de la Iglesia católica que tiene presencia en muchas ciudades venezolanas.
En Maracaibo, el Padre Rafael María de Balbín Berhrmann ha convivido entre nosotros por décadas desde que llegó a Venezuela 61 años atrás a la edad de 25 años, alternando por temporadas su vivencia pastoral entre Caracas y la capital del estado Zulia, donde lleva 11 años consecutivos en la sede del Opus Dei, ubicada en la avenida Universidad en el Centro Cultural Pozoviejo, que dirige su director laico, Óscar de La Torre.
El Padre Rafael María de Balbín Berhrmann es una persona sencilla, muy culta, articulista y amante de la lectura. Confieso que conversar con él, me resultó como periodista, en menos de 1/2 hora, lo que parecieron días de enseñanza, conocimiento y aprendizaje, no sólo acerca del tema religioso, sino del valor y el significado de la humildad, lealtad, amistad, verdad, maldad, solidaridad, amor por el prójimo y la importancia de la familia.
Llega a Venezuela a los 25 años
En un tono pausado, –sin exceso de altas tonalidades–, el Padre Rafael María refleja en la manera de expresarse mucha humildad, serenidad y sencillez como un soldado curtido en la causa de Cristo que no llegó a Venezuela como inmigrante, cuando en la Europa de las décadas de 1950-1960, salieron a la patria de Simón Bolívar miles de hombres y mujeres que huían de los estragos de la Segunda Guerra Mundial finalizada en 1945.
Un año después de su ordenación dijo que se ofreció a venir a nuestro país como voluntario a evangelizar en esta parte del mundo, donde su destino sacerdotal, aún muy jóven, lo trajo a Maiquetía hace 61 años. Su parecido físico, –a lo lejos en su caminar y por los efectos de una avanzada escoliosis–, me recordó ver en persona al inolvidable Papa Juan Pablo II.
El «Papa Bueno», nacido en Polonia, pude verlo muy joven cuando me iniciaba en el periodismo, a escasos 20 metros, aproximadamente, cuando vino a Maracaibo en 1.985 y pernoctó en el Palacio Arzobispal, donde en una breve aparición en el balcón, saludó a los periodistas y a un nutrido grupo de personas ansiosas de conocer al sucesor de San Pedro.

Una vida entregada a Dios
En el hogar, la dedicación de sus padres, Rafael de Balbín (+) y María de La Concepción Behrmann (+), en la formación de sus hijos, –apegada a valores y enseñanzas cristianas–, influyó mucho en el desarrollo humano del joven Rafael María, quien en 1958 a los 20 años de edad, aproximadamente, inicia su formación eclesial, hasta egresar en 1963, cuando es ordenado sacerdote después de estudiar en Roma y España.
«Luego», afirma, «después de unos meses de trabajo en Barcelona recibí la propuesta de venirme a Venezuela donde hacían falta sacerdotes. No vine en calidad de migrante sino para trabajar. Mi familia», recuerda, «tenía una formación sumamente cristiana, religiosa y después me puse en contacto con el Opus Dei. Mi papá había sido hace años residente de la primera residencia que fundó San Josemaría».
Dice que la influencia de su papá en él fue fundamental en su decisión de seguir los pasos de San Josemaría Escrivá de Balaguer, primero como laico, porque conocía de primera mano la historia del fundador del Opus Dei, desde que tuvo conocimiento y era muy cercano a la Iglesia católica hasta dar el paso de ser uno de sus miembros ordenándose de sacerdote.
Un dato interesante es que el Opus Dei está conformado en un 98 por ciento por mujeres y hombres laicos y sólo un dos por ciento por sacerdotes, quienes despliegan un trabajo en cualquier rincón del mundo que «consiste, el mensaje, en buscar la santidad cristiana en circunstancias de la vida personal, trabajo, familia o situación social.
«No salirse del mundo para ser santo, sino a través del mundo en un sentido cristiano buscar la santidad. Yo capté eso y si ellos me llamaban pedía ser miembro del Opus Dei. Eso fue en el año de 1956. En el año 58 fui a Roma para completar estudios y allí conocí personalmente al fundador San Josemaría. Estuve tres años cerca de él y le dije que estaba dispuesto.
-¿Cuál fue su impresión al conocerlo cuándo usted era un joven laico?.
«Una bendición de Dios porque era un hombre enormemente santo, es decir, cariñoso, amable y de un muy buen humor. Le dije que estaba dispuesto a ser sacerdote si él me llamaba. Al cabo de un tiempo me llamaron de parte de él y me dijeron que si quería ser sacerdote. Me ordené en 1963 estando en Madrid. El me dijo muy bien dile eso al rector del Seminario y ya veremos. Encendía a la gente. Un rato de conversación con él era casi como un retiro.
El más joven en llegar a Venezuela
El Padre Rafael María de Balbín Berhrmann conserva el récord de ser el sacerdote más joven en la historia evangelizadora del Opus Dei en haber llegado a Venezuela, donde la actividad de las personas que integran esa institución de la Iglesia católica, hombres y mujeres, jóvenes o viejos, negros, blancos o indios, pobres o ricos, es «cotidiana de cada quien en su trabajo y de ayudar a su alrededor donde esté en la familia, trabajo, municipio, empresa o donde esté. Ahí se procura que hay que ayudar a la gente en su preparación».
Sencillo en describir como debe transmitirse el evangelio, la solidaridad, el apoyo al más necesitado o a la gente del país adonde llegó más de seis décadas atrás, el Padre Rafael María explica que «se comenzó con estudiantes y profesionales en Caracas y aquí también.
Comenzaron a llegar más personas. Cuando se comenzaba en un país el fundador decía que había que hacerlo con los intelectuales ¿por qué?. Porque una vida cristiana influye en cualquier sociedad.
«Es como la nieve que estando en lo alto del cerro cuando se derrite el agua y ¿cómo hay que ver cómo llegar a todos de la manera más sencilla? irriga a todos. En Caracas y aquí también, por ejemplo, hay una escuela de capacitación profesional. Eso se comienza con estudiantes universitarios y profesionales y se va ampliando, extendiendo y multiplicando con el paso del tiempo».
Hacer el bien y no mirar a quien
Esta frase muy cotidiana cree el Padre Rafael María de Balbín Berhrmann que resume en buena medida la intención de cualquier persona que tiene formación cristiana o católica, cuando sigue el mensaje, el ejemplo del Hijo de Dios.
¿Y es para todos?
«Claro y llega a todos, porque la santidad es para todos. Cuando comenzó San Josemaría en 1928 no entendían su mensaje. Decían ¿qué es eso?. ¿Santo puede ser todo el mundo?. ¿A quién se le ocurre?. ¡Santos, quizá, los curas y las monjas, pero nadie más!. Lo acusaron incluso de hereje, loco. ¿Qué herejía era esa qué todo el mundo puede ser santo?.
«El perseveró en su propósito, en la idea y años después el Concilio Vaticano Segundo proclamó en el año 1965, solemnemente, la vocación universal a la santidad. Ese era el mensaje de San Josemaría. El estaba vivo y lo llenó una gran alegría. Todo cristiano puede ser santo donde esté, en la situación cómo esté, en su trabajo, su familia o situación social».
En fin, oir, escuchar y estar atento a las explicaciones del Padre Rafael María de Balbín Berhrmann, –una enciclopedia abierta del saber cristiano–, es una oportunidad de oro que en lo personal siento y valoro.
Su sapiencia expuesta en cualquier foro debe ser un momento de excelencia académica cargada de conocimientos, sencillez y humildad. Su presencia en el estado Zulia, desde inicios de la década de 1960, es una bendición de Dios a otro de sus hijos de los Que Llegaron al Zulia y se Quedaron.

Hender «Vivo» González
Texto: José Aranguibel Carrasco
CNP-5003
Fotos: Euclides Molleda
CRGV-1064