Hoy, Domingo de Resurrección, la cristiandad celebra con júbilo y profunda fe el acontecimiento central de su doctrina: el glorioso regreso a la vida de Jesucristo tras su pasión y muerte en la cruz. Este día, también conocido como Domingo de Pascua, Domingo de Gloria o Domingo Santo, marca la culminación del Triduo Pascual y la victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.
La Resurrección de Jesús, el Hijo de Dios, después del sufrimiento y la crucifixión en el Calvario, es el fundamento de la esperanza cristiana. Tal como lo había prometido a sus discípulos, Jesús venció a la muerte, cumpliendo el plan divino y demostrando ser el Salvador de la humanidad. Este hecho histórico, testimoniado en los Evangelios y corroborado por el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Cristo resucitado a sus apóstoles, otorga pleno sentido a la fe cristiana.

En este día de celebración, iglesias de todo el país acogen diversas liturgias y procesiones religiosas para conmemorar este trascendental evento. Un símbolo central de la celebración es el encendido del Cirio Pascual, una gran vela que representa la luz de Cristo resucitado que ilumina las tinieblas. Este cirio permanecerá encendido hasta el día de la Ascensión, recordando la presencia viva del Señor resucitado entre sus seguidores hasta su ascensión al Cielo.
La Misa del Domingo de Resurrección es la fiesta más importante para los católicos, un momento de especial alegría y gratitud. En ella, se proclama la victoria de Cristo sobre la muerte, victoria que abre a la humanidad las puertas del Cielo. La liturgia dominical se reviste de solemnidad, recordando de manera especial este triunfo que fundamenta toda la fe.

La Resurrección de Jesús no es solo un hecho histórico, sino también una promesa de liberación para cada creyente. Al celebrar la resurrección de Cristo, celebramos nuestra propia esperanza de vida eterna, la derrota del pecado y de la muerte gracias al sacrificio y la victoria del Señor.
En este Domingo de Resurrección, la Iglesia invita a todos a regocijarse en la certeza de la victoria de Cristo. Su resurrección es la prueba del amor incondicional de Dios por la humanidad y la promesa de un futuro lleno de esperanza y vida eterna. Que la luz del Cristo resucitado ilumine los corazones de todos en este día de Gloria.
Carla Martínez / Noticias Barquisimeto