La época navideña en Barquisimeto es sinónimo de unión familiar, fervor religioso y ricas tradiciones que se han transmitido de generación en generación. Ana Teresa Aranguren, destacada historiadora de la ciudad, nos transporta a través del tiempo para descubrir algunas de las costumbres más arraigadas en estas fechas.
Una de las tradiciones más peculiares era el «Compadre de Papelito», un juego similar al amigo secreto que se popularizó durante el siglo XX. Los barquisimetanos se deleitaban intercambiando obsequios, creando una atmósfera de sorpresa y emoción.
Por otro lado, la elaboración de pesebres era una actividad fundamental en cada hogar e iglesia. Estos belenes, cuidadosamente construidos, representaban el nacimiento de Jesús y se convertían en el centro de las celebraciones navideñas.
«Los pesebres son evangelios visibles«, afirma Jefferson Soto, diácono de la Catedral de Barquisimeto. «Cada figura, cada detalle, nos invitaba a reflexionar sobre el significado de la Navidad«.
Otro de los rituales más esperados era el intercambio de hallacas. Las familias se reunían para preparar estos tradicionales platos y luego los compartían con sus seres queridos, creando un ambiente de camaradería y sabor.
Las misas de aguinaldos también eran un pilar fundamental de las festividades. Desde las primeras horas de la mañana, fieles devotos se congregaban en las iglesias para participar en estas celebraciones y, posteriormente, disfrutar de las tradicionales patinadas. «El novenario de las misas de aguinaldos era un momento muy especial para la comunidad«, destaca Soto.
Estas tradiciones, que han perdurado a través del tiempo, siguen siendo parte del ADN de los barquisimetanos. En la actualidad, aunque algunas costumbres han evolucionado, el espíritu navideño y el deseo de compartir en familia continúan siendo los protagonistas de estas festividades.
Daniel Oviedo / Noticias Barquisimeto