“Mientras se acerca la apertura de la Puerta Santa del Jubileo, abramos las puertas del corazón y de la mente al Señor Jesús, nacido de María Inmaculada e imploremos la intercesión de la Madre para que Él venga a habitar en nuestra vida”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución previa a la oración mariana del ángelus de este II Domingo de Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y después de haber celebrado la Santa Misa con los nuevos Cardenales en la Basílica de San Pedro.
La colaboración de una joven en el plan de Dios
Al comentar el Evangelio que la liturgia propone para la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Santo Padre indicó que, este texto bíblico nos relata uno de los momentos más importantes en la historia de la humanidad: la Anunciación, cuando el “sí” de María al Arcángel Gabriel permitió la Encarnación del Hijo de Dios.
“Es una escena que suscita la mayor maravilla y emoción porque Dios, el Altísimo, el Omnipotente, por medio del Ángel dialoga con una joven de Nazaret, pidiéndole que colabore en su plan de salvación”.
En María, lo humano y lo divino se encuentran
Asimismo, el Pontífice señaló que, como en la escena de la creación de Adán pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, donde el dedo del Padre celestial roza el dedo del hombre; así también aquí, lo humano y lo divino se encuentran, al inicio de nuestra Redención, en el instante bendito en el que la Virgen María pronuncia su “sí”.
“Una mujer de un pequeño pueblo de periferia es llamada para siempre al centro de la historia: de su respuesta depende el destino de la humanidad, que puede volver a sonreír y a esperar, porque su destino ha sido puesto en buenas manos”.
Enteramente al servicio de la Palabra de Dios
Por lo tanto, indicó el Papa Francisco, la Virgen María, como la saluda el Arcángel Gabriel, es la «llena de gracia», la Inmaculada, enteramente al servicio de la Palabra de Dios, siempre con el Señor, al que se encomienda completamente.
“En ella no hay nada que ofrezca resistencia a su voluntad, nada que se oponga a la verdad y a la caridad. He aquí su bienaventuranza, que cantarán todas las generaciones. Alegrémonos también nosotros, porque la Inmaculada nos ha dado a Jesús, nuestra salvación”.
Abramos las puertas del corazón y de la mente
Y en nuestro tiempo, agitado por guerras y concentrado en el esfuerzo de poseer y dominar, el Santo Padre invitó a hacernos las siguientes preguntas que nos ayudaran a profundizar en este misterio.
“¿Dónde pongo mi esperanza? ¿En la fuerza, en el dinero, en los amigos poderosos, o en la misericordia infinita de Dios? Y frente a los falsos modelos relucientes que circulan en los medios y en internet, ¿dónde busco mi felicidad? ¿Dónde está el tesoro de mi corazón? ¿Está en el hecho de que Dios me ama gratuitamente, que su amor siempre me precede y está listo para perdonarme cuando regreso arrepentido a Él? ¿O me engaño tratando de afirmar a toda costa mi yo y mi voluntad?”
Finalmente, el Papa Francisco dijo que, mientras se acerca la apertura de la Puerta Santa del Jubileo, abramos las puertas del corazón y de la mente al Señor Jesús, nacido de María Inmaculada e imploremos la intercesión de la Madre para que Él venga a habitar en nuestra vida.
Información de: Nota de Prensa