Los residentes de la costera ciudad de Fort Myers (Florida) respiran este jueves con cierto alivio tras sortear el paso del huracán Milton y comprobar que la evaluación de daños arroja -hasta el momento- un balance positivo en comparación a la devastación que dejó en ese mismo lugar el poderoso ciclón Ian en 2022.
«Todo bien, entró por lo menos un pie (30,5 centímetros) de agua a mi casa, pero pudo haber sido peor», dijo Michael, un residente de esta localidad que evacuó antes de la llegada de Milton, que la noche del miércoles tocó tierra en Siesta Key, cerca de Sarasota y a unos 100 kilómetros al norte de Fort Myers.
Desde el frente de su vivienda, sobre un charco que se extendía hasta la puerta, y con una línea en todo el exterior de la propiedad que marcaba hasta donde llegó el agua que inundó esta calle, Michael se confesaba afortunado al constatar que los daños también fueron menores en comparación a otro ciclón de reciente data, el huracán Helene que tocó tierra en Florida hace dos semanas.
Con las primeras luces del día de este jueves, vecinos y las cuadrillas municipales empezaron a recoger la maleza y las ramas de árboles caídas en las arterias, si bien en un tramo de la vía McGregor Boulevard el daño fue más considerable, al hallarse en el camino de un tornado que dejó postes de tendidos eléctricos en el suelo y al vecindario a oscuras.
«Sacudió toda la casa, la presión del aire descendió, tuvimos miedo, pero fue rápido también», dijo por su parte Mike Cosden, residente de esta zona, que recogía ramas de árboles y las partes de la valla de su casa que resultaron dañadas.
Una experiencia similar vivió la puertorriqueña Alicia Rodríguez, de 23 años, quien al momento del paso del tornado vivió momentos de angustia junto a su hijo y otro menor de edad.
«Para mi fue muy feo, nunca había experimentado algo así, fue en cuestión de nada, sentimos el viento, las ráfagas, y luego los oídos se nos taparon. Tenemos dos niños en casa y estaban muy asustados», relató.
Algunos letreros caídos, carteles de comercios dañados y árboles partidos daban cuenta de los efectos del ciclón en Fort Myers, que en gran parte permanece sin energía, como en las áreas más afectadas de Florida, pero que aún así dejó la sensación de un impacto menor de lo esperado, como comentó Cosden.
Con el paso de las horas, las patrullas de Policía y los bomberos respondían a situaciones de emergencia, como ocurrió cerca de la casa de Michael, donde un equipo de emergencia acudió a investigar una posible fuga de gas.
«Son tiempos muy raros», señaló Christopher Valdez, otro vecino que volvió de su refugio para evaluar la situación de su vivienda, y quien también aludió a los recientes huracanes que han golpeado este bucólico poblado, refugio de estadounidenses retirados y polo de atracción de turistas y amantes de la llamada Costa del Sol (Sun Coast).
Rubén Conde con información de NAD