Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el abuso de alimentos chatarra, como las frituras, que están cada vez más presentes en nuestras vidas es uno de los principales factores causantes del sobrepeso y la obesidad en la población en todo el mundo. Pero, ¿cuáles son los riesgos principales de incluir comida basura en el régimen alimenticio?.
La mala fama de la comida rápida, que puede tener efectos tan devastadores en nuestro cuerpo y mente como las drogas más potentes, se debe a su alto contenido de grasas saturadas, sodio, azúcares añadidos y calorías vacías que pueden dañar diferentes sistemas del organismo.
Los expertos hacen hincapié en que no cabe la menor duda de que «es nociva para el organismo de manera regular a la dieta, por lo tanto, consumir por dos semanas seguidas la verdad es que sí puede tener varios efectos ya sea en una persona sana y peor aún en una persona que presente patologías asociada».
Asimismo, subrayan que el exceso consumo de productos procesados no solo puede favorecer el desarrollo de la obesidad, sino que también es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades asociadas.
Las consecuencias visibles en el cuerpo pueden ir desde el aumento del peso corporal hasta los problemas con el estado de la piel. Una investigación, realizada para comprobar la correlación entre los hábitos alimenticios y los cambios en el peso corporal, señala que aquellos que durante el experimento consumían comida rápida al menos dos veces por semana aumentaban el riesgo de morir por enfermedad coronaria en un 56 % en comparación con las personas que no comían este tipo de productos.
Del mismo modo, según estima la OMS, el consumo de comida basura en grandes cantidades puede incrementar en un 34 % el riesgo de muerte por cualquier causa y aumentar en un 28 % la posibilidad de morir por un ataque cardíaco.
En cuanto al estado y apariencia de la piel, un estudio realizado en base a datos de casi 25.000 personas demostró que un mayor consumo de productos grasos y azucarados está asociado con el acné en adultos, de ahí que los expertos lleguen a la conclusión de que tal dieta puede provocar que la piel se ponga «mucho más grasosa, sobre todo en la cara».
Problemas gastrointestinales
Asimismo, entre otros posibles efectos, la persona que consuma regularmente alimentos chatarra podría sufrir de estreñimiento a causa del nulo aporte de fibra, un nutriente indispensable para cuidar del intestino, y otros problemas gastrointestinales como la irritación del estómago, el síndrome del intestino irritable y una reducción de las bacterias intestinales saludables. Mientras, las pruebas demostraron que, si uno cena comida chatarra, tenderá a sufrir peores digestiones nocturnas, reflujo gástrico y pesadez, deteriorando la calidad del sueño y causando insomnio.
Obstrucción de las arterias
La comida basura también puede provocar un aumento en los niveles de colesterol malo, lo que puede provocar la obstrucción de las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Así, los estudios indican que un mayor consumo de productos procesados está relacionado con una presión arterial alta y posibles problemas cardíacos. Al mismo tiempo, el consumo de comida chatarra disminuye la masa muscular, aumentando la grasa corporal que se asocia al desarrollo de hígado graso, de enfermedad coronaria y hasta la resistencia a la insulina y, finalmente, diabetes tipo 2.
Efectos en la salud mental
Además, el consumo de comida chatarra no solamente empeora la apariencia física y le hace a uno ser más propenso a padecer enfermedades cardiovasculares y crónicas, sino que también influye en la salud mental, hasta el punto de poner a una persona en riesgo de caer en depresión y ansiedad.
Según una investigación en la que colaboraron 12.000 personas, el consumo de alimentos con alto contenido de grasa aumenta en un 42 % el riesgo de sufrir depresión, lo que refuerza la teoría de que la comida rica en carbohidratos provoca una inflamación sistemática en el organismo que suele acarrear trastornos mentales.
De la misma manera, recientes estudios revelan que existe una conexión entre la ingesta de alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y los síntomas de depresión, ansiedad y estrés. Sobre todo, está presente entre los jóvenes que suelen ser más propensos a experimentar bajones, sensaciones de ansiedad, agresión irrazonable y comportamientos suicidas.
Rubén Conde con información de Actualidad RT