La leyenda de la mujer que bailó con el Diablo es un relato que viaja en susurros de generación en generación, extendiéndose por diferentes rincones de América Latina, este relato adopta formas similares, pero mantiene su esencia: un encuentro fascinante y aterrador con lo inexplicable. El Compilador de la historia, Licdo. Mg. Antonio J. Saldivia, oriundo de El Tocuyo, ha llevado a cabo investigaciones exhaustivas para rescatar del olvido esta impactante leyenda urbana, basada en la tradición oral y extendida en varios países de América Latina, con versiones similares, su relato se centra en los eventos ocurridos en la ciudad bucólica y colonial de El Tocuyo en el año 1920. Saldivia nos narra cómo, durante un jueves o viernes Santo al caer la noche en el arrabal Carvajalino, se celebraba un baile en una casona conocida como «La Conga», ubicada en la Carrera 10 esquina con la Calle 8, de la ciudad madre El Tocuyo. En medio del festejo, apareció un hombre misterioso y apuesto, que rápidamente atrajo la atención de las mujeres presentes con su porte distinguido y sus impecables habilidades de baile. Su acompañante esa noche sería «Amalia Rivero», cuyo nombre quedaría ligado para siempre a este enigmático evento. Pronto, el ambiente se tornó inquietante. Los asistentes comenzaron a percibir un fuerte olor a azufre y algo podrido. Un joven observó con horror cómo, bajo el elegante atuendo del bailarín, uno de sus pies era normal, pero el otro se asemejaba a una pezuña, y una prominente cola asomaba entre los pliegues de su ropa. Incluso, se decía que saltaban pequeñas chispas de candela mientras danzaba. Presas del pánico, las personas comenzaron a gritar: «¡El Diablo!» y a abandonar el lugar. La leyenda afirma que «Amalia», quien bailó con este ser misterioso, quedó marcada para siempre por su encuentro. Otros relatan que nunca más se volvió a saber de ella. Este hecho ha convertido a «La Conga» en un testigo mudo de una historia que ya es parte del imaginario popular. Zuleydy Márquez / Noticia Barquisimeto